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Agentes de cambio o Constructores de la Sociedad que busca el Movimiento de Cursillos

TEMA DIFICULTOSO

Cuando recibí del padre Cesáreo el encargo de escribir algo sobre el tema que encabeza estas líneas, pensé, y sigo pensando, que me lo puso tremendamente difícil, pues desde siempre he creído que cuando el Evangelio y su latente y poderosa eficacia fluye, influye y confluye donde tiene lugar y se da lo auténticamente humano, lo dinamiza, lo orienta y lo dirige todo hacia su más posible y rotunda plenitud. Y esto ocurre sin necesidad de agentes de cambio que lo enreden, y sin planes trazados por otros, que pretendan construir estructuras cristianas, donde fácilmente se puede obtener etiqueta de cristiano sin serlo ni en espíritu ni en verdad.

Y esto, lo llevo yo tan metido dentro, es para mí tan real y verdadero, que en mi pobre opinión, darme a mí, y precisamente a mí, el desarrollo de este tema, diría que es algo parecido a si al Cabo de la Jefatura de Tráfico, de la Sección de Muertos y Accidentados en Carretera, se le encargara escribir la apología del viajar en automóvil. De seguro que, al intentarlo, se le agolparían en su cerebro los fatalmente numerosos muertos y heridos que él ha tenido que atender, recoger y atestiguar.

LOS DE PERSONALIDAD, DIFÍCILMENTE MANIPULABLES

La circunstancia de seguir estando en activo en el Movimiento de Cursillos desde su iniciación en 1944 ha hecho que presenciara, cómo -de seguro siempre con la mejor de las intenciones, eso sí-, la poderosa energía espiritual producida por los tres días de Cursillos era casi toda orientada primero, y canalizada después, por los que sintiéndose más cristianos que los demás, han pretendido «actuar como agentes de cambio» y «constructores de la sociedad», empleando, si así se puede hablar, el material humano y generoso que cada Cursillo les ha ido proporcionando, para tratar de lograr, sin la voluntad de los sujetos, la vitalización de todo lo que no funciona o funciona mal en su parcela eclesial.

Este desvío tan frecuente, y tan dolorosamente experimentado tantas veces, ha sido y sigue siendo la causa principal por la que el Movimiento de Cursillos muchas veces no haya producido o no produzca los frutos de eficacia que se podrían esperar de él, ya que normalmente las personas que han vivido un Cursillo, sobre todo si tienen personalidad, no se dejan manejar para que los de siempre consigan lo de siempre, esto es: poder contar con una comparsa a sus órdenes y así seguir ejercitando sus dotes de agentes y constructores.

MADURAR DONDE DIOS LES HA PLANTADO

Hay que tener muy en cuenta que a los que salen de un Cursillo no se les tiene que manipular ni desubicar, sino que tienen que madurar donde Dios les ha plantado, ya que si esto se hace así, los que han vivido la gozosa experiencia de los tres días de un Cursillo la van acrecentando, siempre que se les procuren los medios apropiados: la Reunión de Grupo y la Ultreya; clima que les facilita que puedan ir logrando esclarecer su convicción, afirmarse en su decisión y motivando su constancia. Sin duda ninguna, éste es el mejor camino para poder ir planificando lo más importante de todo, que siempre ha sido, es y será el encuentro consigo mismo, etapa base, fundamento y clave que facilita, simplifica y allana el camino hacia Cristo y hacia los hermanos, sin misticismos inhibidores, ni fraternidades incontroladas.

EL IMPRESCINDIBLE PUNTO DE PARTIDA

El Movimiento de Cursillos parte de que, donde no ha sido tergiversado, no tiene necesidad de buscar ningún agente de cambio, porque van emergiendo todos los que se precisan del clima que se crea y se expande desde el lugar donde están los que, como queda dicho, por haberse encontrado a sí mismos, a Cristo y a los hermanos, tienen muy presente que lo principal es el primer encuentro, para poder ir perennizando los otros dos. Este es el imprescindible punto de partida.

LO QUE CONTAGIA Y CONVENCE

La obstinada urgencia, aunque a veces disimulada, con que a los que acaban de encontrarse consigo mismos en un Cursillo se les obliga a cambiar y a construir en el recinto de lo pío, en lugar de dar prioridad al área de mismidad y de su concreto entorno, hace que de manera casi matemática se encuentren situados en pistas muy honorables, y muy buenas en sí, pero que les alejan de sí mismos, por el paternalismo que engendran, por las inquietudes que aquietan y por los horizontes que no clarifican ni animan.

Tal vez se pueda decir, sin pretender dogmatizar, que en el terreno de la normalidad donde discurre el vivir de los humanos, una religiosidad para contagiar y convencer tiene que ser motivada por la fe, la moral, por una convicción gozosa y alegre, y la política social, por un claro y diáfano altruismo; pero todo ello encarnado y hecho vida en hombres que lo vivan de verdad. Si lo hacen por obligación, ni ilusionan, ni contagian.

CUANDO SE CONFÍA MÁS EN LAS ESTRUCTURAS QUE EN LAS PERSONAS

Las construcciones que pueden montarse para fomentar la religiosidad, la moral o la política social son poco consistentes, cuando se confía más en las estructuras que en las personas, ya que ellas son sin duda los medios de que se vale Dios, no para fomentar, sino para fermentar lo cristiano.

Es una pena que no se llegue a comprender de una vez por todas que no se trata de actualizar el Evangelio con los montajes pastorales teóricos al uso, sino que es el Evangelio que nos actualiza a todos, pero primero a los hombres, antes que las estructuras, ya que si no se empieza por «la Jerusalén de uno mismo», que es por donde todo lo auténtico tiene que empezar, siempre habrá un latente fariseísmo en todo lo que se lleve a cabo. Lo que precisa, mejor dicho, lo único que precisa, es que a cada hombre le llegue la buena noticia de que Dios, en Cristo, le ama.

El que lo cree de verdad obra en consecuencia, y con sereno, continuado, humilde y sencillo esfuerzo lo hace luz y móvil de su existir, en el clima en que está y en el lugar en que se halla, y allí es donde se le nota, donde da la nota, donde puede darla con simplicidad, con sencillez, con naturalidad; y allí es justamente también, si no se le complica, donde mucho podrá cambiar y mucho se podrá construir en cristiano, en la realidad concreta donde está, en la que vive, mientras no se le aparte de ella y no se pretenda transplantarle al área de lo pío, para que una vez en ella, separado de sus raíces y «de su tierra», se le exija que dé el fruto que gusta más y creen mejor, los «supercristianos» de turno.

Estas genialidades casi siempre son obra de los que, sintiéndose agentes y constructores, no han acertado a ver que por su dinámica misma el Movimiento de Cursillos no tiene necesidad de buscar, ya que -como queda dicho- con la Reunión de Grupo y la Ultreya, cuando éstas no se tergiversan y se ponen al servicio de otros fines, se crea y cultivan el clima apropiado. Y esto siempre que, al contrario de lo que se acostumbra a veces, no se pongan trabas a la espontaneidad que surge de un grupo de cristianos, cuando lo humano de cada uno ha quedado fascinado por la persona de Cristo, y va descubriendo que con Él a bordo de su persona sus cualidades van potenciándose, y sus dificultades perdiendo vigor.

Hoy que gracias a Dios, aunque muchos no se hayan dado todavía cuenta -sobre todo si se cuentan entre los adalides obstinados de los apostolados platónicos, planificados con muy buena intención, pero a muchas millas de lo real-, no hay puesto para lo impuesto. Lo que viene dado por decreto es muy difícil que interese al hombre actual, que va dándose cuenta de que la tan llevada y traída libertad, por la que todo el mundo suspira, es siempre por lo menos o nada menos antes que otra cosa el derecho a ser veraz, y por tanto en ir dándose cuenta de que lo cristiano, más que en tener que dar un día cuenta, consiste en darse cuenta cada día, y mejor aún a cada momento si puede llegarse a ello, de que por la gracia de Dios, mucho puede esperarse y conseguirse de la persona, si ésta se concientiza de sus cualidades y de lo que puede dar de sí, si no abdica de su singularidad, de su originalidad, ni de su creatividad; único punto de partida para que una acción sea verdaderamente personal, y no impuesta por peregrinas y absurdas culpabilidades y responsabilidades que, por no ser verdaderas, no pueden convencer más que a los ingenuos.

Esta realidad, intuida, pensada, rezada y vivida desde el principio del principio, allá por los años cuarenta, nos ha evidenciado que éste es el punto más importante, pero por su simplicidad, difícilmente se puede entender con facilidad; o mejor dicho es casi imposible de entender, sobre todo por los que, sintiéndose «maestros en Israel», creen ya haberlo entendido.

La vida nos ha ido demostrando que del comportamiento a la convicción es mucho más difícil el camino que de la convicción al comportamiento, y que éste también es a la vez mucho más eficaz, porque una convicción siempre contagia, y un comportamiento a lo más que llega es a suscitar imitadores, que no pocas veces no hace más que poner de manifiesto la perenne vigencia de aquella sabia frase que dice: «Bienaventurados nuestros imitadores, porque de ellos serán nuestros defectos».

Cuando este ideal -que es el que siempre hemos pretendido, y que nunca hemos dejado de pretender los que iniciamos Cursillos- llega al hombre de a pie, al hombre corriente, natural y humano, éste, si no se le manipula, comprende fácilmente que el tan repetido y poco comprendido encuentro con uno mismo es la realidad fundamental desde la cual se tiene que partir si se quiere pisar por la senda de la autenticidad, tan cotizada en el mercado de los valores que hoy se valoran.

Por ser ésta la base para poner en juego los valores que se poseen, interesa siempre a la persona que es persona o se esfuerza por serlo, ya que nunca va a hallar cosa que pueda descubrirle e interesarle tanto como saberse en el mejor camino para encontrar su identidad, para encontrarse a sí mismo y ser sí mismo, sobre todo cuando llega a comprender que tan sólo partiendo de sí mismo podrá orientarse, seguir y llegar donde sus cualidades humanas, descubiertas, cultivadas, potenciadas y agradecidas por las espirituales le permitan.

La vida es siempre un reto constante a la verdad de uno mismo, y se acrecienta a medida que el hombre se va perfilando en el diseño que marcan las puntas de avance, en el área vital de su normal vivir, lo que además de irle haciendo más persona, le templa y le afina para ir por la vida sabiendo afrontar, cuando se presentan en sus siempre posibles circunstancias adversas, la apatía, el desánimo, la soledad o la traición.

Creo que no puede extrañar a nadie que los iniciadores de los Cursillos sintamos cierto pánico hacia los incorregibles propulsores de los «cambios» y las «construcciones», en el área simple y llana de lo que debe ser un Cursillo. No dudamos que todos pretenden haber encontrado las mejores vías hacia la eficacia, pero hay que ver lo complicado que nos lo han puesto, pues han acordado, reglamentado y hecho norma cosas que no sólo no están en la misma línea intencional de lo único que importa, sino que enredan, embrollan y dificultan el camino hacia la genuina simplicidad esencial que los Cursillos persiguen.

No es que temamos ninguna puesta al día. Desde siempre hemos intentado estar «al corriente de las corrientes que corren», pero sabemos también que todo dinamismo de renovación y adaptación debe proceder de la profundización en su qué y en su porqué.

El absurdo cambio de los nombres de los rollos y su orden, la eliminación del titulado El cursillista más allá del Cursillo, que es sin duda el que está más en punta seglar y en línea con el Vaticano II; marcar cotas a la edad de los candidatos, en vez de que prime la personalidad; «legislar» la separación de los jóvenes de los adultos; señalar prioridades absolutas como: «Si no ha ido el marido, no puede ir la mujer» (cuando el que tiene que ir primero para que vaya el otro es sin duda el que tiene más personalidad); los pintorescos Cursillos mixtos; etc.

Todo esto no son más que genialidades de agentes de cambio y de constructores de la sociedad, que en lugar de facilitar que al mayor número de personas posible les llegue la noticia de que Dios les ama, sientan el gozo de existir, y sean conscientes de lo que son por ser bautizados, les planifican programas de actuación, sin caer en la cuenta de que el hacer sin ser, en cristiano, es casi siempre deshacer.

Eduardo Bonnín

Sobre la Reunión de Grupo

Muchas veces pienso cual será el mejor método para interesar a los cursillistas nuevos y antiguos, para que lleguen a querer, a necesitar, a vivir, disfrutar y testimoniar la maravillas que el Movimiento de Cursillos de Cristiandad, ha creado en su Carisma original, para asegurar la Gracia de Dios, en cada uno de sus cursillistas a través de su Reunión de Grupo y de la Ultreya; y de un cursillo perenne en el cuarto día.

En mis 25 anos y algo mas de cursillistas, he podido comprobar que existe una gran cantidad de dirigentes laicos y eclesiales empeñados en sacar adelante y mantener con éxito la Reunión de Grupo, pero también hay una gran cantidad de dirigentes laicos y consagrados, que observan con indiferencia y hasta con cierto desprecio y abandono, lo que es el torrente sanguíneo que da vida y vigor al MCC como son La Reunión de Grupo y La Ultreya.

Eduardo Bonnín supo desde el inicio, que el nacimiento de un Carisma en la Iglesia, necesita para subsistir, de una estructura. Así hizo Cristo cuando nombro a Pedro, para darle estructura a Su Iglesia. “Tu eres Pedro (Piedra) y sobre ti construiré Mi Iglesia”.

La estructura del carisma cursillista esta dado por su organización, sus secretariados. Pero aquí Bonnín plantea un hecho común. Muchas veces las estructuras se comen la espiritualidad del Carisma.

Mi inquietud me llega a preguntarse ¿comerán las estructuras cursillistas la espiritualidad de la Reuniones de Grupo, que en muchas diócesis se llega a permitir, hasta  Reuniones mixtas y excesivamente abultadas, donde se pierde toda posibilidad de participación, por el excesivo tiempo de la intervención de cada uno en el grupo? o por alguna restricción a la libertad del cursillista de elegir libremente, “con quien quieres”, a sus amigos de su Reunión de Grupo. Dirigentes que muchas veces carecen de los argumentos, por desconocer el Carisma original, para establecer que las Reuniones de grupo, actúen separadas, hombres de mujeres. El solo hecho de ver que los cursillos de hombres se iniciaron con mucha anticipación al de las mujeres, de la misma manera se iniciaron las Reuniones de Grupo primero con hombres y después las mujeres. Además el crecimiento espiritual es individual, frente  a un mismo concepto, hombres y mujeres tienen diferentes sensibilidades, que se comprenden mejor desde su mismo genero.

Hay muchas preguntas que es necesario que los dirigentes sepan responder, para animar una reunión de Grupo y una Ultreya. He leído en la internet algunas definiciones de Reunión de Grupo y Ultreya avaladas por algún secretariado, que describen a medias la realidad de nuestra herramientas de evangelización, personal y comunitario. Es muy conocido que las verdades a medias son peor que la mentira. No creo que se haga de mala fe. Pero se contribuye a crear un ambiente diferente a la idea del fundador y del propio carisma.

Tendremos que encontrar en los dirigentes cursillistas el fracaso de muchas Reuniones de Grupo (R de G) y Ultreyas, o ¿será que nosotros no alcanzamos a entender en profundidad la vivencia del cursillo? Puede ser una doble razón, de falta de apoyo directivo y desinterés cursillista.

Si analizáramos el fracaso desde la falta de animación por desconocimiento de los dirigentes, se debería mirar con seriedad la importancia de la Escuela de Dirigentes del movimiento de Cursillos de Cristiandad.

Escuela dedicada a interpretar las ideas originales del MCC de su propio Carisma y de la claridad del mensaje cursillista y del trabajo evangelizador y del aporte a la Iglesia. La Escuela debe ser capaz de descubrir la vocación de servicio del dirigente, capacitándolo en las cosas de cursillo, interesándolo y animándolo para desarrollar actividades en el Secretariado y en el cursillo tres días. El llamado a los cursillistas a integrar la Escuela de Dirigentes debería ser, considerando haber terminado su periodo de rodaje, un tiempo prudente de no menos de un año en su práctica de la Reunión de Grupo y de Ultreya y su interés incondicional de servicio al Movimiento, a los cursillistas, y a la  Iglesia.  Si pensamos que el aporte a la Iglesia se traduce exclusivamente al trabajo parroquial, estamos limitando la función de la Escuela y encerrando su función en las cuatro paredes del templo.

La Escuela de Dirigentes no limita al cursillista para que sirva en su parroquia individualmente, solo que además en su calidad de dirigente cursillista debe conocer su propio Carisma y descubrir en la Escuela su vocación de servir en el MCC como lo hemos dicho, y prepararse fundamentalmente para animar las R de G y las Ultreyas, prepararse para servir en el Secretariado y en el cursillo tres días. No es una tarea menor, es un apostolado que lleva dedicación y espíritu de sacrificio, que sin oración y la fe puesta en Cristo, sería imposible de conseguir.

Cuanto dirigente llega a ocupar cargos de importancia en los secretariados del MCC, con el buen animo de servir, pero con la limitación de vivir los vaivenes de quienes no tiene, ni la vivencia, ni el aporte que una Escuela con las características de una Reunión de Grupo y la firmeza del carisma, finalidad y Método entregan a la vocación de servicio. Es tan perjudicial a la marcha del MCC que sus dirigentes  lleguen a administrar una empresa exitosa al secretariado, con reglas, imposiciones y controles; olvidando lo mas importante de un ser humano, que es su ser de persona. Y QUE UN SECRETARIADO FUNCIONA SOLO SI SE COMPRENDE QUE ES LA PRIMERA REUNION DE GRUPO EN LA DIOCESIS. DONDE LA AMISTAD DEBE SOBREPASAR TODA REGLA Y DIFERENCIA, DONDE SE PRACTICA EL AMOR, LA UNIDAD Y EL ESPIRITU DE SERVICIO HASTA EL SACRIFICIO Y LA RENUNCIA PERSONAL. Sin esta condición es notorio que un secretariado esta en dificultades y problemas con suma urgencia de reflexionar, y auto criticarse con la sana intención de rectificar para el bien del Movimiento en general. Lo mejor que tiene un Secretariado es su desarrollo con el Espíritu de la Reunión de Grupo, lo que también es valido para el desempeño de la Escuela de Dirigentes. Recurriendo al espíritu de humildad de cada integrante del secretariado o de la Escuela, siempre y durante mi tiempo de cursillista he tratado de hacer comprender que nos es posible servir, desarrollar una amistad sincera, impulsar el movimiento y conducirlo con la orientación adecuada, si no se adquiere por todos, y cada uno de sus miembros el amor y la amistad, que Cristo nos muestra. Es muy difícil que el movimiento camine en la dirección adecuada sin amistad, el juicio y el malentendido. Todos sabemos que el Movimiento es: lo que son sus dirigentes.

Actuar con un criterio empresarial, en que lo que no es eficiente, no sirve, rompe hasta la misión de nuestro propio Salvador que vino por lo imperfecto, que vino por los que fallamos, que vino a ayudarnos a ser mejores y a servirnos. ¿Habrá alguna similitud con lo que el MCC persigue?

Es muy importante la estructura, y como muchos dicen, es hasta un mal necesario, pero si hay algo que he escuchado en mi vivir cursillista, es que nuestros secretariados, desde el nivel menor al mayor, locales, nacionales, o internacionales; jamás se constituyen como una torre de mando. Nacen como instituciones exclusivas de servicio, de apoyo y de guía para mantener la pureza y el conocimiento del Carisma cursillista, de su Método y su finalidad.

Después de haber vivido por la Gracia de Dios varios cursillos en mi calidad de servidor, he llegado a la conclusión personal, que la participación en el cursillo, periódicamente de los dirigentes tiene  varias connotaciones. Muchas de ellas muy negativas, que provocan desanimo en los cursillistas:

1.- Sentirse con derecho a ser nominado en un equipo, por antigüedad, incluso sin interés por ser miembro de la Escuela de Dirigentes del MCC y traspasar su experiencia a los mas nuevos.

2.- Sentir el halago de haber sido llamado a un equipo, por la satisfacción de ser tomado en cuenta pero sin ningún compromiso posterior de servir al nuevo cursillista.

3.- Participar de un cursillo como dirigente dedicado exclusivamente a cumplir con la preparación previa. Sentirse funcionario, sin vivir la riqueza del cursillo nuevamente, que lo renueva en su cristianismo y lo mantiene activo en el servicio.

4.- No tener claridad en que se hacen cursillos para que hayan reuniones de grupo, y no reuniones de grupo para que hayan cursillos.

5.- Desconocer que el cursillo tres días es parte de un Método, que necesita imprescindiblemente la fusión con el Precursillo y Postcursillo para completar la labor evangelizadora del MCC.

Existe en algunos secretariados la fascinación por realizar el cursillo tres días. Lo que no se puede dejar de mirar como una gran virtud, en especial si ese cursillos, tiene la virtud de realizarse lo mas cercano  posible al cursillo original. Pero sino existe interés por completar el Método que comienza en el Precursillo y se se continua en el cuarto día del Postcursillo. El cursillo tres días habrá perdido toda su eficacia, y el cursillista terminara abandonado y con el triste recuerdo de haber vivido algo maravilloso, con ilusión entrega y Espíritu de caridad, cara a cara con Cristo, pero hoy guardado en el corazón por falta de incentivo de quienes le mostraron que vivirían en un cursillo perenne.

En mis 25 anos de cursillistas, resulta hasta doloroso mencionarlo, como mas del 90% de los cursillistas del cuarto día, habiéndose encontrado con Cristo y con la firme decisión de mantenerse con la Ilusión, la entrega y el espíritu de caridad perseverando y sirviendo a Cristo desde el MCC lo abandonan y el frio invierno canadiense les congela y descolora la pasión adquirida en los tres días del cursillo y se olvida y traspapelan las notas escritas, tomados de nuevo por ambiente que nos gana el combate una ves mas.

Hay que ser justo, este fenómeno me consta, hace meditar seriamente a algunos secretariados en los que he participado. Se descubren errores de dirigencias y fracasos en la conducción de un mal Precursillo y un peor Postcursillo.

Es interesante meditar sobre la necesidad de evitar el alejamiento de los cursillistas y de las razones que les impiden integrarse a una Reunión de Grupo, o del abandono prematuro por perder la ilusión, la entrega y el espíritu de caridad, que adquirió y vivió en su cursillo. Puede que el desinterés por participar se deba a que el importante rollo seguro total, no les clarifico suficiente la importancia de la reunión de grupo y la Ultreya y de mantenerse en un cursillo permanente en su cuarto día.

Para estudiar y reflexionar  algunos detalles que pueden producir abandono o desinterés por perseverar, después de vivir un cursillo, crece enormemente en valor, una profunda, real y descarnada evaluación del cursillo recién vivido, por sus dirigentes, para analizar si el cursillo no ha sido suficientemente claro en su mensaje, por falta de preparación o de organización.

El desarrollo del cursillo, mantiene  una máxima que se debe mantener en nuestra vida cursillista.” No esta bien, que lo que hoy hicimos bien, mañana no pueda estar mejor”. Quizás si nos revisáramos permanentemente, podríamos dar mejor vida y salud al MCC, evaluando no tan solo, la marcha de un cursillos sino todas las actividades a las que estamos llamados a animar, y a cuidar de los adornos que los buenos siempre tratan de imponer.

Tampoco es justo que esta meditación adquiera la exclusividad de ser única, o que nunca nadie se haya inquietado por tratar de dar vida a las Reuniones de Grupo y las Ultreyas. Siempre hay dirigentes preocupados por alumbrar el camino cursillista verdadero, a manera de ayudar a nuestro cristianismo y también al real y verdadero apostolado; que a través de la amistad hagamos posible el anuncio del Reino, convencidos que Dios nos ama en Cristo, y dedicados a que este anuncio llegue al máximo de personas, privilegiando, aunque no necesariamente, al mas alejado de la Iglesia y de los Sacramentos.

Las reflexiones de estos dirigentes, observaron el éxodo cursillista al poco tiempo de haber vivido su cursillo, se inquietaron al igual que lo hacemos hoy. Lo que dio nacimiento a un esquema de Rodaje para el cursillista desde su Reunión de Grupo, que reforzara algunos puntos básicos de dicha Reunión.

Se descubrió que la Reunión de Grupo pierde toda su eficacia, sino se han estudiado algunas condiciones que van a dar vida a la Reunión, como la necesaria claridad y comprensión de nuestro trípode de Piedad , Estudio y Acción. Y el incentivo del recuerdo permanente de la Hoja de Servicio, que conscientemente y con gran entusiasmo prometimos en nuestro cursillo tres días.

Si no vivimos esto, en nuestra Reunión de Grupo, y no  lo meditamos por falta de conocimiento, vale decir porque no lo entendemos bien, corremos el riesgo de aburrirnos, exclusivamente por nuestra culpa y no por lo que cursillo nos regala. Se transforma en un deber del dirigente hacer que las herramientas que el cursillo nos regala sean bien comprendidas, verdadera claridad en el encuentro conmigo  mismo, con Cristo y con la Comunidad, dando testimonio de esta realidad.

El cursillista debe tener una claridad de lo mas importante que le regala la Reunión; que es asegurarle la permanencia de la Gracia de Dios en todos nosotros. Además debe tener también  muy claro que  la Reunión de Grupo, es la amistad elevada al terreno de lo trascendente, vale decir de lo sobrenatural. Y la amistad es la forma mas profunda, agradable y eficaz de toda la convivencia humana, para ir realizando el cristianismo, pero un cristianismo vivo, real y cercano, se trata de ver a Cristo histórico, pero mejor sentirlo en las realidades cotidianas, lo que nos llama como dice Bonnín a desarrollar nuestra capacidad de asombro. La Reunión nos debe ayudar a descubrir nuestro momento cerca de Cristo, que hagan crecer esta capacidad de asombrarnos y  de la maravillas que Dios obra en nosotros.

La Reunión de Grupo, en un proceso casi imperceptible, donde prima el amor y la amistad, va desnudando, descubriendo nuestros egoísmos, soberbias, orgullos y lentamente el hombre viejo va dando lugar al nuevo. Cada semana, sin obligarnos, libremente, la Reunión nos permite pensar en voz alta, y cada ves con mayor alegría damos testimonio de la lucha semanal que el cristiano vive, como cualquier otro, solo que dispone de las herramientas que el cursillo le sugirió para su cuarto día. Así el buen manejo y equilibrio de su trípode de Piedad, Estudio y Acción, constancia y fidelidad a su Hoja de Compromiso, el desarrollo de su capacidad de asombro, al encontrarse con un Cristo vivo, normal y cercano, en su propio ambiente. Todo hace que en el corazón del cursillista nazca su espíritu de servir a Cristo en los demás, vivir en la Voluntad de Dios y ser fiel a Su Palabra.

Mi experiencia de la vivencia en el caminar cursillista esta sembrado de dudas. Dudas que se presentan especialmente cuando he llegado, en mi condición de dirigente, a servir en algún cargo, y aun teniendo la mejor voluntad me he sentido perdido sin saber como llevarlo a buen termino. Nunca faltara quien trate de ayudar para salir adelante y hay que acordar que no todas las recetas son muy completas y se termina sirviendo con lo mejor que se recibe y con lo mejor que se tiene. Pero la idea es mantenerse fiel al Carisma, al Método y la finalidad del MCC. Por experiencia, siempre el desconocimiento de estos conceptos provocara desviaciones, deformaciones y hasta discusiones innecesarias que pueden llegar a provocar desunión y a comprometer la sencillez del MCC.

Por la Gracia de Dios, hoy día la internet se puede también aplicar para buenas obras. Hay muchas publicaciones cursillistas de diferentes secretariados en Canadá y en el mundo. Todas con muy buena voluntad de servir y otras no tanto  Algunas con buena información, pero incompleta, por desconocimiento o deliberadamente (no debemos juzgar), pero una verdad a media, todos sabemos que es peor que la mentira.

Entonces la recomendación es la de nuestro Santo Padre el Papa Francisco que nos recomienda ser fieles al Carisma Original y no hay mejor publicación que la Fundación Eduardo Bonnín . En ella encontraremos siempre lo que debemos hacer y como hacerlo. Si la Escuela de Dirigentes mantiene un dialogo con esta Fundación de Nuestro Fundador, siempre caminaremos por el camino simple y sencillo, y con la claridad y simpleza de cada actividad con la que Cristo nos llama al servicio desde el MCC fundamentalmente en la PERSONA, por sobre toda reglamentación. El respeto, el amor y la amistad con la PERSONA nos hará cumplir con nuestra evangelización cursillista de acercar a Cristo y a los Sacramentos al alejado, y nos hará un movimiento con una inquebrantable UNIDAD.

Todos sabemos que la Reunión de Grupo y la Ultreya, son el torrente sanguíneo, que al igual que en el cuerpo humano, mantienen la vida del Movimiento de Cursillos. Cuando se descuidan estos dos elementos vitales el movimiento entra en crisis y llama a agotar medios para normalizar la situación. La invitación a la “Hora Apostólica “ de este año en la Diócesis de Hamilton trae un incentivo con las palabras del Fundador, con las que voy a terminar esta reflexión en voz alta y dice:

¿Qué se entiende por fidelidad al Movimiento de Cursillos de Cristiandad?
Ser fieles a la estructura de su Método y no enredar las cosas dictando órdenes que oculten su sencillez, como poner limites a la edad, no teniendo en cuenta su personalidad o que primero tenga que ir el marido antes que la mujer al cursillo. Que una vez hecho el cursillo, se complique la vida al cursillista con actividades que le desubican del lugar en que esta, y que le quitan entusiasmo para influir en su ambiente y en su mundo, etc. etc. ( Eduardo Bonnín)

De estas pequeñas recomendaciones hay muchas otras que es necesario escuchar y poner en practica. No podemos olvidar que nuestro Movimiento es una inspiración del Espíritu Santo en la Persona de Eduardo Bonnín Aguiló.

¡¡¡De Colores!!!
Froilan Solis

Testimonio de Janire Pagan

Hace ya aproximadamente 14 años, en la ciudad de Miami, en el estado de Florida, en los Estados Unidos tuve la oportunidad de vivir la  experiencia de un Cursillo de Cristiandad.  Esa experiencia tuvo un impacto extraordinario en mí en aquel momento y aun continua transformando mi vida desde aquel día, de manera creciente y al mismo tiempo compartida porque el tesoro que descubrí en aquel fin de semana maravilloso deseo que otros al igual que yo puedan descubrirlo también y así poder lograr cumplir la misión de todo bautizado el de “ser sal y luz del mundo” siendo evangelio vivo y así poder “transformar este mundo de selvático en humano y de humano en divino”

Desde aquel día entendí que tenía que volverme propiamente Yo ese evangelio vivo y anunciar la Buena nueva a todos dejándoles saber lo que Eduardo Bonnin siempre sembró desde el principio en el corazón de los Cursillo, el decirle a cada Persona “Que Dios en Cristo le Ama

No tuve la dicha de conocer a Eduardo personalmente pero me atrevo a decir que lo conozco, porque creo que para conocer a un hombre como lo fue Eduardo Bonnin  Aguilo solo se necesita leer sus libros y escuchar de la boca de aquellos que sí tuvieron la dicha de conocerlo las múltiples anécdotas que cuentan y sobre todo palpar la verdad y la veracidad de descubrir la santidad de ese pequeño hombre de estatura pero inmensamente grande en humildad, sencillez y calidez humana. Solo un hombre lleno de Dios puede hacer las cosas que Eduardo pudo hacer y lograr a lo largo de toda su vida y que aun después de muerto continúa logrando a través de su ejemplo de vida.

Los seres humanos buscamos Milagros grandes y visibles, como que un ciego pueda ver, un paralítico caminar, o un mudo pueda hablar, en cambio yo difiero en gran medida de lo que es un milagro desde una realidad de Fe. Creo y esto es un criterio muy personal en cuanto de milagros se trata, que un milagro no se puede definir “Milagro” por lo que se ve de manera inmediata, creo que el milagro más grande es “el que se va dando en el corazón de un hombre al encontrar la verdad en su vida.”

El Milagro más grande que Eduardo realizo y aun hoy en la actualidad continua realizando es el lograr que “Lo Fundamental Cristiano” sea un hecho vivido y comunicado de manera vivencial desde la cotidianidad y la sencillez de cada hombre que lo transparenta en su día a día en los ambientes donde Dios lo planto y transforma el mismo en Iglesia viva.

A través de este Carisma, Eduardo logro hacer que el Hombre alejado de Dios dejara de estar de espaldas al Señor y redescubriera que Dios le ama, que Dios es un ser cercano y fiel amigo. A través de este Carisma, Eduardo logro que el hombre se encontrara a sí mismo como persona digna, encontrara a Cristo y posteriormente a sus hermanos. Por eso siempre afirmaba que Cursillos es “Cristo, Persona y Amistad”

Eduardo era Persona y por eso pudo llegar siempre a las Personas, porque solo el que se sabe persona amada por Dios padre puede llegar a la persona como él lo hacía. El transparentaba el amor de Dios y siempre miraba lo bueno de las personas, más nunca lo negativo y eso solo puede hacerlo quien vive un Evangelio limpio y claro y ha descubierto y ha logrado entender “La alegría del Evangelio”

Eduardo Bonnin Aguilo vivió siempre desvelándose por el prójimo, vivió siempre amando a todos especialmente a los más desprotegidos. Las Bienaventuranzas y el Padre Nuestro eran su bandera y son ahora la bandera de todo cursillista que ha entendido y descubierto “El verdadero Carisma Fundacional de este bendito movimiento del cual Eduardo es el fundador indiscutible. Él es el depositario de esta Gracia, de ese Carisma que el Espíritu Santo le confió y que ha perdurado ya por 73 años y que hoy tratamos de mantenerlo y compartirlo por todo el Mundo siendo fieles a su legado.

Hoy puedo afirmar que conozco a Eduardo, a través de su literatura y su vida sacrificada al servicio de los demás. He podido entender lo que es un verdadero Seglar comprometido con su Cristo y con la Iglesia que pelegrina hasta que nuestro Señor nos llame un día a vivir la plenitud de la vida para lo cual fuimos creados todos.

Eduardo Bonnin Aquilo me enseño que por Cristo vale la pena todo sacrificio y aun en los momentos de oscuridad y silencio de parte de Dios debo continuar haciendo que lo Fundamental Cristiano seo lo que me mantenga fuerte ya que al final entenderé que el Señor nunca me deja sola  sino que se mantiene cayado dándome la oportunidad de crecer en la espiritualidad pero sobre todo me anima a cargar con la cruz de cada día, ofreciendo todo por la salvación mía propia y del mundo entero.

Eduardo Bonnin Aguilo si ha hecho y continua haciendo muchos y miles de Milagros en mí y en todos los que lo conocieron en persona o a través de sus muchos libros y anécdotas, pero sobre todo a través de los Cursillos. Hombre íntegro y fiel amigo ese fue Eduardo. Por medio de ese Método tan sencillo “la Amistad” hizo que el hombre entendiera que es mejor hacer el camino en compañía, haciendo comunidad cristiana de fe autentica. 

Por medio de este Método nos enseñó lo que es ser fiel, real, verdadero, sincero, dócil y sobre todo practicar la empatía por el amigo. Nos enseñó a aceptar al amigo como es y no intentar cambiarlo sino simplemente amarlo así como es. Los que vivieron y convivieron de cerca con el son testigos fieles de esta verdad.

Yo tengo plena confianza en Dios y por eso sé que Eduardo Bonnin Aguilo es alguien muy especial para el Señor y por eso le dio este Carisma tan especial. Espero que el este algún día en los altares porque personas tan especiales como Eduardo son los que nos hacen ser mejores cada día ya que nos hacen entender que realmente todos estamos llamados a ser Santos y su ejemplo nos anima a continuar tratando de ser un poquito mejor cada día; así como nos exhorta nuestro Santo Padre Francisco hoy a “hacer Santos y Santas de este siglo”

Eduardo Bonnin Aguilo
Intercede por nosotros
Amen 

Janire Pagan
Fort Myers FL

Hasta siempre, amigo

A la par de todos los avances tecnológicos que los tiempos modernos nos brindan, gracias a los cuales las distancias se esfuman en cuestión de segundos puesto que podemos comunicarnos de voz e imagen con amigos o familiares que están a miles de millas de nosotros, corremos el gran riesgo de descuidar nuestros entornos más inmediatos, y son estos quienes requieren mas de nuestra atención y respeto.

Son con ellos, quienes a través de la vida compartida, hemos aprendido a reír, a gozar, a llorar, a soñar, a esperar por nuevos y mejores horizontes de vida.

Son ellos quienes en verdad nos conocen a fondo y somos nosotros quienes les conocen.

Esos son nuestros amigos, los verdaderos, los auténticos y no los debemos dejar a un lado.

Juntos podemos hacer que este mundo sea mejor y cada día nos proponemos que así sea, por nuestro bienestar y el de nuestros hijos.

Hay solo un lazo que nos une, y es tan fuerte y tan profundo que nada ni nadie puede romperlo; La amistad.

Es en este don en que la humanidad debe basar todos sus anhelos y proyectos para salir adelante en un mundo que cada día se convulsiona más y nos va llevando a estados muy lamentables.

Solo el amigo, el de verdad, sabe y puede corregir el rumbo equivoco que has tomado y es también, por el otro lado de la moneda, el que te alienta e impulsa a salir adelante cuando tus obras florecen amorosamente.

Bendito por siempre quien haya tomado este valor como medio perfecto para unir a la humanidad, una humanidad que cada vez es más inhumana, más apegada al personalismo, más despegada de la compasión que un cristiano debe sentir por sus semejantes que sufren.

Hoy día el egocentrismo, va distorsionando la visión del hombre y la mujer de este siglo.

La sociedad te va empujando a ser egoísta en toda la extensión de la palabra, y esto incluye lo material, lo político, lo social y porque no decirlo también lo religioso.

La egolatría va distorsionando la coexistencia sana y normal que todos los hombres y mujeres debemos observar para una convivencia socialmente respetable.

Nuestro entorno está casi siempre lleno de personas que solo se preocupan de su imagen, de su personalidad (muchas veces que cae en el personaje) que se desviven en auto halagos y que cierran los ojos a los dones y cualidades que los demás poseen de forma natural.

“Un egoísta es aquel que se empeña en hablarte de sí mismo cuando tú te mueres de ganas de hablarle de ti” (Jean Cocteau)

Es por eso que, cuando alguien se ha fijado en la amistad como cauce natural, como medio, como solución viable a la problemática del hombre, ha dado simplemente en la diana y este simple hecho merece todo nuestra admiración y nuestro respeto.

La amistad nos hace nobles, nos hace fuertes y nos da la certeza de andar el camino en compañía, por más difícil que este sea.

Solo el amigo es quien alienta a seguir adelante, el ir mas allá se hace realidad indiscutible.

Y si está bendita realidad, el amigo la pone a disposición de toda la humanidad, la tarea de salvación ha empezado entonces.

Es amigo de verdad quien te ofrezca la mano para salir de toda obscuridad de tu propio calabozo.

Es amigo de verdad aquel que tenga la franqueza de cantarte verdades a la cara y no bajar la mirada cuando lo esté haciendo.

Es amigo de verdad quien ofrezca lo mejor que tiene por tu salvación, la vida misma si esto es preciso.

Yo estoy sumamente orgulloso de tener dos amigos de capital importancia en mi vida.

Uno que siempre ha estado conmigo, en las buenas y en las malas y otro que me hizo comprender y valorar la existencia del primero y que hizo todo lo posible para que este reencuentro sea posible.

Yo tengo un amigo que ofreció su vida por la mía y estoy profundamente agradecido por su acción.

Yo también tengo un amigo, aunque el trato físico haya sido escaso en el marco temporal, que me señalo el camino correcto a través de su creación, fruto de inspiración divina para la salvación de muchos como yo.

Además de estos dos amigos, yo también tengo muchos amigos que a la vez son amigos de mis amigos y todos juntos somos amigos de un hermano mayor que con mirada paternal va guiando nuestros pasos para conseguir más amigos y llevarlos ante él.

En la verdadera amistad no hay posturas, no hay desplantes de superioridad, no hay normas o huecos insulsos.

La verdadera amistad se va ganando a pulso y esta tarea debe comenzar desde el propio interior, puesto que si no hay base sólida, todo lo que podamos construir o proyectar hacia fuera es débil y está sujeta a una catástrofe.

Sinceridad es el campo donde la amistad florece.

Ser sinceros hoy día parece una virtud en desuso puesto que pesa más la adulación que la fraterna corrección.

Sinceridad es lo que hoy me hace pensar que en pleno siglo de avances de conocimiento puedan existir personas que reniegan de sus propios orígenes.

Personas que por quedar bien ante ojos ajenos callan verdades tan ciertas que la historia avala.

¿Cómo es posible que demos la espalda a nuestras propias raíces?

Que, entre los que nos auto proclamamos cristianos y que militamos en un grupo seglar, neguemos nuestra propia historia que nació acuartelada por el peso de la ley o por el desconocimiento de una doctrina basada en amor no en superioridad.

¿Cómo es posible negar la sencillez y la humildad de unos orígenes que no huelen a incienso de claustro?

Creo, si, lo afirmo, creo en la amistad brindada por el amigo que recuerda mi nombre a pesar de mucho tiempo transcurrido desde aquel primer encuentro.

Creo en la sencillez de su trato, porque está lleno de calor y de respeto.

Creo en que algún día su idea germine plenamente tal y como le fue inspirada para beneficio de la humanidad entera.

Creo en su santidad, santidad no de altar de templo, sino de altar en el corazón de cada uno quienes hemos descubierto nuestra verdad a través de su verdad.

Hoy, más que nunca, amigo, estas presente en mi vida, en todo mi ser.

Hoy más que nunca te he de prometer ser fiel guardián de tu legado, sin pretender ser protagonista, tan solo transmisor de tu ideología y de tu espíritu de comunidad cristiana.

Tu presencia espiritual es más fuerte que tu presencia física, puesto que estoy seguro que desde donde te encuentres, aunque sé muy bien donde estas, me bendices de tal e igual manera que tu legado fue bendecido a dos manos.

Sé que hoy tu cuerpo frágil y diminuto descansa, pero sé también que hoy más que nunca tu espíritu trabaja por mí y por todos mis hermanos, especialmente aquellos que están a las orillas, esperando alguna onda expansiva de la verdad más verdadera y sé bien que tu esperas que sea yo el portador de esa gran noticia.

Hoy mientras más estudio tu legado, mientras mejor asimilo tu pensamiento, estas más presente, estas más vivo en mi corazón y en mi pensamiento.

Tu presencia es única, siempre vigente, aunque muchos quieran acallar esta gran verdad.

Sigues vivo en cada domingo que abre un ciclo de renovada esperanza.

Sigues vivo en cada uno de nosotros que queremos ser fieles a tu ilusión, que no es más que un legado de amor y de esperanza basado en la amistad fraterna y sincera.

Sigues vivo en el emocionado temblor de voz que causa profesar en público que contamos con la Gracia divina para propagar el amor.

Pido y suplico que al estar ya en la cresta de la ola, reunido con tantos y tantos hermanos, amigos, que forman tu reunión de grupo de amistad celestial, permitas que cada día exista una persona que abra los ojos a la realidad innegable de la santidad de su misión seglar.

Una última suplica, mi hermano, mi amigo, bendíceme y oriéntame en mi propia tarea de esclarecer la verdad, tu verdad.

Y en la hora ultima, poder marcharme con la satisfacción de haber dado lo mejor de mí mismo en defensa de tus postulados que no son otros más que los de nuestro hermano y amigo mayor

Poder marcharme también con la ilusión de vernos de nuevo y darte un fuerte abrazo que selle mi agradecimiento por señalarme el camino correcto que deja atrás mi vida tan llena de obscuridad.

Hasta siempre amigo.
Amen

José A. Sánchez
MMVIIII

Biiografía de Eduardo Bonnín Aguiló

Eduardo Bonnín Aguiló. Nació en Palma de Mallorca el 4 de Mayo de 1917 en la casa residencia familiar, donde hoy está ubicado el bar Niza en el seno de una familia católica dedicada al comercio y exportación semimayorista de granos y frutos secos.

Era el segundo de 10 hijos del matrimonio D. Fernando Bonnín Piña y Dª Mercedes Aguiló Forteza.

Sus primeros estudios fueron en la Escuela Francesa, en el colegio de La Salle y su formación intelectual se dio con los Padres Agustinos, y sobre todo con profesores que sus padres contrataban en su domicilio.

Pero Eduardo decía que el primer profesor que tuvo en su vida fue su abuelo Jorge. Él fue quien le inculcó el amor por la lectura. Eduardo estaba convencido de que: “nada influyó en mí tanto como el obstinado y siempre creciente interés por la lectura”.

En 1936, tuvo una experiencia determinante en su vida: el servicio militar obligatorio, Lejos del hogar, simultáneamente entraron en su vida dos fuentes de conocimiento contrapuestas: la realidad, a través del contacto directo con el hombre profano del batallón, y el idealismo, a través de sus libros.

Providencialmente cae en manos de Eduardo el texto de un discurso que Pío XII había dado a los párrocos y cuaresmeros en Roma. Fue el 6 de febrero de 1940. El santo padre impulsa a buscar caminos “nuevos”, diferentes a los habituales, para hacer que todos, pero muy especialmente los alejados conozcan el Amor de Dios.

Tres principios se convierten en las directrices básicas del pensamiento de Eduardo: el amor de Dios, La amistad y La persona, especialmente los alejados.
En 1943 en el Santuario de Lluch, Eduardo participó en el segundo “Cursillos de jefes de Peregrinos” porque le convencieron. Vio que el mensaje estaba bien, los servidores del mensaje le parecían muy aburridos y dijo que eso se tenía que airear. No era solamente para ir a Santiago para lo que había que preparar a los asistentes, sino para la vida.

El momento crucial de la génesis de los Cursillos de Cristiandad es la fase inmediatamente posterior a aquella Semana Santa de 1943, en que Eduardo relaciona lo vivido en el Cursillo de Peregrinos con sus inquietudes personales más profundas y con su experiencia catalizadora de los ambientes descristianizados. Llegó a la conclusión de que algo a la vez similar y diferente de aquel Cursillo de Jefes de Peregrino, podría conseguir dinamizar en cristiano no sólo un acontecimiento determinado-como la Peregrinación a Santiago-, sino la vida normal y diaria de los ambientes reales y concretos.

De esta inquietud surge un texto-el esquema “Estudio del Ambiente”-que elaboró Eduardo este mismo año de 1943, y que expuso en público por primera vez en el Seminario Diocesano de Mallorca.
En este clima, y proyectando a la realidad su esquema de Estudio del Ambiente, Eduardo pensó y elaboró-desde se experiencia del Cursillo de jefes de Peregrino- todo un método que sirviera para fermentar en cristiano las personas y ambientes “alejados”, y para revitalizar en profundidad los más próximos.

Quizás el punto de inflexión en su actitud la marcara la intervención que tuvo Eduardo por invitación de Gayà, en 1944, en la “Escuela de Propagandistas” que este último dirigía, y en la que Eduardo expuso el esquema que había preparado como tema final de “su” método, el que pasaría a integrar el rollo de “Cursillista más allá del Cursillo.

Se celebró el primer Cursillo según los esquemas de Eduardo en un “chalet” de cala Figuera de Santany, en Mallorca, entre el 20 y el 23 de agosto de 1944.
El Director Espiritual de este primer Cursillo de Cristiandad de la historia fue el Reverendo D. Juan Juliá, actuando de “rector” Eduardo Bonnín y de “profesores” Jaime Riutord y José Ferrgut.

Aquel encuentro tuvo ya todos los elementos esenciales del Cursillo de Cristiandad, con la excepción del primer y el último de los temas tratados, que no se conformaran definitivamente en el método hasta la década de los 50.

Eduardo a afirmado muchas veces que desde este cursillo de Cala Figurera, en todos los demás ha seguido utilizando físicamente los mismos esquemas, materialmente los mismos papeles, queriendo así certificar que aquel fue íntegramente un auténtico Cursillo.

El segundo Cursillo de Cristiandad (aunque entonces solamente se llamaban Cursillos, a secas), tuvo lugar en el Santuario de San Salvador, en Felanitx, también en la zona sur de la isla, como el anterior, se celebró en septiembre de 1946, actuando de Director Espiritual nuevamente D. Juan Juliá; de “rector”, el propio Eduardo Bonnín; y de profesores, Antonio Ruíz y Guillermo Estarellas, dos dirigentes juveniles de Acción Católica.

Al acto de clausura del Cursillo de 1946 asistió ya el Consiliario diocesano Sr. Dameto, en lo que constituyó sin duda el primer espaldarazo que la iglesia diocesana, como tal, dio al nuevo sistema
El tercer Cursillo de la historia se celebró en 1947, del 16 al 20 de abril, dirigido espiritualmente por D. José Estelrich, con Eduardo Bonnín de rector y un solo profesor, José Seguí.

En 1948 fueron dos los cursillos que se impartieron con el nuevo método, y en fechas muy próximas entre sí. El primero de ellos se dio en Semana Santa, y en él dirigió el “retiro espiritual” el Padre Amengual y asumió la dirección espiritual el Padre Bartolomé Nicolau, mientras actuó de rector José Ferragut, integrando su equipo de profesores Eduardo Bonnín, Bartolomé Riutort y Juan Mir.

El siguiente Cursillo tuvo lugar en el mes de abril, también de 1948, bajo la dirección espiritual compartida de D. José Estelrich y D. Miquel Sastre, siendo su rector nuevamente Eduardo Bonnín, y profesores Onofre Arbona y Antonio Salvá.

Los Cursillos de Cristiandad empezaron en agosto de 1944 y se oficializaron y enumeraron a partir del celebrado el 7 de enero de 1949.

Dicho “cursillo nº 1” tuvo por Director Espiritual a D. Guillermo Payeras y por rector a Eduardo Bonnín.

La aceleración histórica que se produjo en 1949 obligó a Eduardo a reflexionar nuevamente en profundidad, para que la afluencia y la cantidad de cursillistas no impidiera la sedimentación de esos grupos de amistad que consideraba ya desde 1944 como lo más esencial del Poscursillo. De esta reflexión surgió casi de inmediato el diseño metodológico de la “reunión de grupo”.

La asamblea anual de 1949, que tuvo lugar en noviembre, incluyó una ponencia sobre Grupos, que zanjó definitivamente la cuestión, incorporando la reunión de grupo semanal como elemento específico y esencial del método.

La semilla de cursillos se ha expandido por el mundo y Eduardo ha ido tras ella, fertilizando y fermentando los ambientes en los que está llamada a crecer. “No tengo un cuenta kilómetros en los pies” es algo que le gustaba decir a Eduardo para no repasar el itinerario internacional de su vida y para escabullirse de la significación que le daba el haber proclamado el Evangelio. Eduardo estuvo tres veces en China. En 1966 viajó a Brasil, Nueva York y Perú; en el 67 a Bolivia, Costa Rica, Miami y participó el la III Convivencia Nacional de Dirigentes en Guadalajara. El 4de mayo de 1968 acudió a la Ultreya de Fátima…En 1998, después de una década, regresó a Chile y llegó hasta Tuvulú, Santiago, Valparaíso y Termuco. También este año viajó a Bolivia, Guatemala, México y estuvo en Rávena y Padua…

En los cinco continentes hay constancia del fermento que ha producido esta semilla.

Después de toda una vida dedicada al amor a Dios y a las personas, estando siempre contento, pero no satisfecho, como decía él.

El día 6 de Febrero de 2008 fallece Eduardo, fue enterrado en la iglesia de los Capuchinos y en su tumba reza lo que él siempre dijo que era: Un Aprendiz de Cristiano.

FEBA