OMCC: Cursillos de Cristiandad
En el día en que se señala el 7º. Aniversario de la muerte de Eduardo Bonnín (06.02.2008) y en homenaje a aquel a quien el Espíritu Santo quiso infundir la inspiración del Carisma de los Cursillos de Cristiandad, queremos, de forma muy simple y breve, recordar a este pequeño, mas gran hombre.
Eduardo Bonnín nació en Palma de Mallorca el día 14 de mayo de 1917, en el seno de una familia católica, dedicada al comercio y exportación de granos y nueces.
Fue el segundo de 10 hijos del matrimonio de Fernando Bonnín Piña y Mercedes Aguiló Forteza.
Sus primeros estudios fueron en una escuela francesa, en el colegio La Salle y su formación intelectual la recibió de los Padres Agustinos, y, sobre todo, con profesores que en su país contrataban para ir a domicilio.
A pesar de todo, Eduardo Bonnín siempre dijo que el primer profesor que tuvo en su vida fue su abuelo Jorge. Fue él quien le inculcó el gusto por la lectura. Eduardo estaba convencido de que “nada influyó en él tanto como un obstinado y siempre creciente interés por la lectura”, diciendo además que “prefería pasar un día sin comer que un día sin leer”.
En 1936 tuvo una experiencia decisiva en su vida: el servicio militar obligatorio. Fuera de casa, entran simultáneamente en su vida dos fuentes opuestas de conocimiento: la realidad, a través de un contacto directo con los hombres profanos del batallón, y el idealismo a través de sus libros.
Providencialmente llega a manos de Eduardo el texto de un discurso que el Papa Pio XII había dado el 6 de febrero de 1940, a los párrocos y predicadores de la Cuaresma en Roma. El discurso del santo padre impulsaba a la búsqueda de caminos “nuevos”, diferentes de los habituales, para hacer que todos, más especialmente los alejados, conociesen el amor de Dios.
El resultado es que tres principios se convierte en las directrices básicas del pensamiento de Eduardo Bonnín: el amor a Dios, la amistad con las personas, especialmente los alejados.
En 1943, en el Santuario de Lluch, en Mallorca, Eduardo, aunque no muy convencido, participó en el segundo “Cursillo de Jefes de Peregrinos”, que tenía como objetivo la peregrinación a Santiago de Compostela. De esa vivencia, Eduardo concluyó que el mensaje estaba bien, más los presentadores del mensaje parecían muy aburridos y acabó por decir que era preciso “alegrar” aquel ambiente.
Eduardo consideraba que era preciso preparar a los participantes no solo para ir a Santiago, mas sobre todo, era preciso prepararlos para la vida.
El momento crucial en la génesis de los cursillos de Cristiandad es la fase inmediata después de aquella Semana Santa de 1943, en la cual Eduardo relaciona lo que vivió en el Cursillo de Jefes de Peregrinos con sus inquietudes personales más profundas y con su experiencia de los ambientes descristianizados. Eduardo llegó a la conclusión de que con algo similar, más al mismo tiempo diferente de aquel Cursillo de Peregrinos, que pretendía una finalidad diferente, podría conseguir dinamizar y cambiar en cristiano no sólo un acontecimiento (como la peregrinación a Santiago) sino también la vida normal y diaria de los ambientes reales y concretos.
De esta inquietud, Eduardo, en 1943, elabora un texto al que le da el nombre de “Estudio del Ambiente”, que expone en público por primera vez en el Seminario Diocesano de Mallorca.
En este clima, y proyectando la realidad de su esquema de “Estudio del Ambiente”, Eduardo pensó y elaboró, desde su experiencia del Cursillo de Peregrinos, todo un método que serviría para fermentar, o cambiar en cristiano, a las personas y sus ambientes alejados y para revitalizar, de forma profunda, a los más próximos.
El momento de mayor Gracia, tiene lugar entre los días del 19 al 22 de agosto de 1944 cuando en un “chalet” de Cala Figuera de Santany, en Mallorca, se realiza, según los esquemas de Eduardo Bonnín, el primer Cursillo de Cristiandad de la historia. Este Cursillo que tuvo como rector al propio Eduardo Bonnín, contó con la dirección espiritual de D. Juan Juliá, como profesores (como se llamaban en la época) a Jaime Riutort y José Ferragut y contó con la participación de 14 jóvenes.
Aquel Cursillo de 1944 tuvo ya todos los elementos esenciales de un Cursillo de Cristiandad, con excepción del primero y último rollos, denominados “Ideal” y “Cursillista Más Allá del Cursillo”, que se integrarían definitivamente al método, al inicio de la década del 50.
Eduardo dijo muchas veces que desde aquel Cursillo de Cala Figuera, en todos los Cursillos que seguirían, continuó utilizando físicamente los mismos esquemas, y materialmente los mismos papeles (notas), queriendo de esta forma certificar que aquel Cursillo de 1944 fue íntegramente un verdadero Cursillo de Cristiandad, como posteriormente se vendrían a llamar, por indicación de D. Juan Hervás, quien así los bautizó.
El segundo Cursillo de Cristiandad (aunque en esa época se llamase apenas “Cursillo”), tuvo lugar en el santuario de San Salvador de Felanix, también en la zona Sur de Mallorca, como el anterior, se celebró en septiembre de 1946, actuando como rector nuevamente Eduardo Bonnín y como director espiritual D. Juan Juliá y de profesores Antonio Ruíz y Guillermo Estarellas (quien introdujo el canto “DE COLORES” en los Cursillos), ambos dirigentes juveniles de la Acción Católica.
El tercer Cursillo de la historia, se celebró en 1947, del 16 al 20 de abril y de nuevo tuvo a Eduardo Bonnín como rector. La dirección espiritual estuvo a cargo de D. José Estelrich y como único profesor a José Siguí.
En 1948 fueron dos los Cursillos realizados, en fechas muy próximas, con el nuevo método de Eduardo. El primero se realizó en la Semana Santa. El “retiro espiritual” fue dirigido por el padre Amengual y la dirección espiritual del Cursillo estuvo a cargo del padre Bartolomé Nicolau. El rector fue José Ferragut y en el equipo de profesores actuaron Eduardo Bonnín, Bartolomé Riutort y Juan Mir. El segundo Cursillo tuvo lugar en el mes de abril, también de 1948, con la dirección espiritual dividida entre D. José Estelrich y D. Miguel Sastre, teniendo nuevamente como rector a Eduardo Bonnín y como profesores a Onofre Arbona y Antonio Salvá.
Los Cursillos de Cristiandad comenzaban a realizarse con mayor proximidad entre fechas.
De ahí que, en 1949, del 7 al 10 de enero, se realizó otro en San Honorato, del Monte Randa, en Mallorca. De nuevo Eduardo Bonnín fue el rector teniendo un director espiritual fijo a cargo de D. Guillermo Payeras. A partir de este Cursillo inclusive, se comenzaron a numerar. Por esta razón este Cursillo fue conocido como el Cursillo de Cristiandad No. 1.
Por lo expuesto, se puede decir de forma clara e inequívoca que los Cursillos de Cristiandad comenzaron en Agosto de 1944 por la inspiración del Espíritu Santo en Eduardo y se oficializaron en Enero de 1949.
La aceleración histórica que se produjo en 1949 con la realización de varios Cursillos en el mismo año, llevó a Eduardo a reflexionar de forma más profunda para que la afluencia y cantidad de cursillistas no impidiese la sedimentación de los grupos de amistad que se consideraban, ya desde 1944, como lo más esencial del Poscursillo.
De esa reflexión surgió de inmediato, por la inspiración de Eduardo, el desarrollo metodológico de la “Reunión de Grupo”.
En la Asamblea anual de 1949, que se desarrolló en noviembre, se incluyó una presentación sobre “Grupos”, que resolvió definitivamente la cuestión, incorporando la reunión de grupo semanal como elemento específico y esencial del método.
La simiente de los Cursillos de Cristiandad se expandió por el mundo, llevada por Eduardo Bonnín, fertilizando y fermentado los ambientes en los cuales estaba llamada a crecer.
Eduardo fue tres veces a China.
En 1966, viajó a Brasil, Nueva York y Perú.
En 1967 fue a Bolivia, Costa Rica, Miami y participó en la III Convivencia Nacional de Dirigentes en Guadalajara, España.
El 4 de mayo de 1968 (día de su 49º. Aniversario natal) estuvo en Portugal y participó en la Ultreya en Fátima.
Eduardo Bonnín nunca más paró de viajar por el mundo, donde los Cursillos le llamaban, recorriendo y llevando la Buena Nueva del Amor de Dios a los cinco continentes.
Después de una vida dedicada al Amor de Dios, a las personas y a la amistad, estando siempre contento más no satisfecho, como el mismo decía, el día 6 de febrero de 2008, a los 90 años, partió hacia el Padre para poder hacer con El y los cursillistas ya fallecidos, “Reunión de Grupo y Ultreya Celestial”.
Eduardo Bonnín Aguiló está sepultado a campo raso en la Iglesia de Capuchinos en Mallorca, donde se puede leer lo que él siempre dijo que era: “Un aprendiz de Cristiano”.
Siempre DE COLORES,
Fausto Dámaso.
Traducción libre hecha por Rodolfo Letona C., 9 de febrero de 2015.