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Cristianos en rodaje

Temperamento sanguíneo.

Si tienes este temperamento, eres un hombre afable y simpático. Posees un corazón sensible y compasivo. Sueles ser vivaz, espontáneo y a la vez sencillo. Ves la vida con serenidad y con gran sentido práctico. No eres rencoroso. Los demás te ven entusiasta y optimista, con un optimismo contagioso. Y das pronto tu amistad.

Frente a estas virtudes tienes también tus defectos. Eres sensual (no lo confundas con sexual). Todo lo quieres ver, tocar, oír y palpar. Más bien inconstante en tus empresas. Esta inconstancia hace que seas poco profundo. Y algo que te ha hecho sufrir más de una vez: te mueves más por sentimientos que por razones.

Intelectualmente, posees una visión pronta, pero superficial. Eres dueño de una imaginación ardiente.

Tu voluntad se entrega con facilidad, pero no para mucho tiempo. Excesiva abundancia pasional. Una excitabilidad rápida y fuerte y un gran corazón. Y al hablar y discutir te excitas rápidamente.

Eres franco y abierto, lo cual favorece mucho tu dirección espiritual.

Y te mueves por resortes de ideas nobles y bellas que hagan funcionar tus sentimientos.

Necesitas mucha comprensión. Que te atiendan con bondad y afectividad. Y que te eduquen o te eduques tú la voluntad, para que puedas superar tu sensualidad. Un consejo para terminar: no te dejes llevar de las primeras impresiones.

 Extracto del libro
Cristianos en Rodaje
Valentín Galindo
Ediciones 4° Día
www.cuartodia.org

Hora Apostólica

cristo sonrienteComo un acto de piedad comunitario, nuestro Secretariado ha organizado todos los cuartos miércoles del mes una Hora Apostólica y en paralelo, siempre se esta orando por los enfermos de la comunidad.
Dicha Hora Apostólica se lleva a cabo a partir de las 19:00 en la parroquía St. Arsene, ubicada en la intersección de las calles Christophe-Colomb y Bélanger, Montreal.
También invita a los cursillistas que deseen unirse a la cadena de oración por las necesidades de la comunidad. Si desean mayor información, comunicarse con Eduardo Juárez, al número 450-662-2420.
Dichas actividades se están desarrollando también para pedirle a Dios por la unidad entre nosotros y que nos permita ver lo mismo de siempre con ojos nuevos.
No esta demás recordar que ésta es la «Semana de oración por la unidad de los cristianos».

La Amistad XVI. La Comunicación

Eduardo Bonnín Aguiló

Eduardo Bonnin
Francisco Forteza
EVIDENCIAS OLVIDADAS
Cursillos de Cristiandad
Edición 1999
Barcelona – España – Europa

La incomunicación entre los hombres -a pesar de que hoy estamos más «comunicados» que nunca-, es posiblemente una de las cosas que más anulan las potencialidades de la persona de nuestro tiempo.

Los convencionalismos, los perjuicios y los miedos nos condicionan tanto, que a veces parece que nos obligan a tener que simular y representar «papeles» que distorsionan, anulan o adulteran los sectores más valiosos de nuestra personalidad, y con ellos las posibilidades de enriquecerlos y enriquecernos como personas.

Quizá ya sólo el dolor genera la actitud de acercamiento a los demás. En caso de accidente o de una muerte, afortunadamente sigue siendo normal el que acudan muchos, aunque no siempre todos en actitud de amistad. Se cumple entonces aquello de que los amigos, o los que dicen serlo, son como la sangre, que acude siempre cuando se produce alguna herida.

La verdadera amistad no puede ser tan sólo para compartir las penas, sino también para gozarse en el gozo de sus alegrías, y de lo que es su causa: sus ilusiones, sus deseos, sus éxitos.

Así, de hecho, en nuestros días las formas habituales de relación entre los hombres se sitúan extramuros del Evangelio y el sentido común, configurando sistemas de comunicaciones e incomunicaciones, que identificamos como:

Relaciones de inhibición:

sin que los demás les importen, quieren que les soporten.

Relaciones de dominio:

cuando falta el autodominio, el hombre tiende a afirmarse dominando a los demás.

relaciones de manipulación:

utilizar al otro para lo que creemos que nos conviene, es desaprovechar la oportunidad de enriquecernos con sus verdaderos valores.

Relaciones de inmersión:

la falta de identidad personal nos impulsa a diluirnos en la inmediatez de sentimientos colectivos; preferimos ser voz de graderío que jugador eficaz en el equipo, y nos vaciamos en un esfuerzo agotador, que agota tanto el ingenio como el bolsillo.

Relaciones de sumisión;

a veces por pereza y a veces por cálculo del menor esfuerzo, se prefiere obedecer o imitar al «divo de turno», confirmándonos una vez más aquello de «bienaventurados nuestros imitadores, porque de ellos serán nuestros defectos»

relaciones de enfrentamiento:

existen quieres creen que sólo se afirman contradiciendo.

En cambio, en la perspectiva de quien cree en el hombre, siempre se sale ganando. Incluso en las meras relaciones de coexistencia, y hasta en el encuentro ocasional con el otro, se percibe y se experimenta una agradable, interesante y aprovechable oportunidad de encuentro, que o nos ilumina, o al menos nos obliga a interrogarnos.

También las relaciones de colaboración, para un fin concreto, se enriquecen, cuando las personas implicadas saben que este fin no es el fin; entonces lo que suele ser una relación fría y acartonada, toma una vía más sencilla y más diáfana, más abierta, y aún más eficaz.

El compañerismo es una forma de relación que, por ser de algún modo ya una amistad «especializada», es la vía más normal de conexión real entre las personas. Encontrarse periódicamente en un mismo lugar e irse manifestando cada uno como en realidad es, es ya de por sí una invitación a la amistad, aunque desgraciadamente se interpongan, no pocas veces, enojosos intereses de competitividad, cuando prima más el ser más que el ser mejor.

Todas estas formas de relación toman su verdadero sentido si son el prólogo, el medio y el cultivo de la amistad.

La relación de amistad es la forma genuinamente humana y genuinamente evangélica de comunicación entre los hombres. Es la misma forma que tiene Dios de relacionarse con el hombre, y la mejor que puede tener el hombre de relacionarse tanto con Dios como con las demás personas: comunicarse con el otro que es persona; no por sus cualidades concretas o su posición social, sino porque es él, porque es alguien.

Esto supone algo que, por desgracia, en bastantes ambientes es infrecuente: creer en el hombre.

Taller Reconstruyendo la Comunidad

El día sábado 21 de septiembre se llevó a cabo el taller «Reconstruyendo la Comunidad». El Padre José celebro la Santa Eucaristía y nos dio una meditación sobre la persona en su dimensión espiritual y humana. También escuchamos dos rollos, «Proceso de maduración» expuesto por José Rodríguez y «Una Iglesia de personas». La actividad de desarrollo en un clima de amistad y fraternidad. Almorzamos el menu cursillista, pollo, arroz y ensalada. Todo muy bien preparado, especialmente el arroz de lo preparó Ana María Peñalva, quienes con Salvador no estuvieron presentes porque estaban celebrando sus 49 años de matrimonio.
En fin todo lo vivimos a plenitud esperando realizar otro dentro de unos meses. Gracias a todos por sus palancas y a los participantes por haberse dado al ambiente de amistad y fraternida.

Rollo "Proceso de maduración "

Rollo «Proceso de maduración «

Rollo "Iglesia de personas"

Rollo «Iglesia de personas»

Participantes Padre José