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MANIFIESTO, LOS CURSILLOS DE CRISTIANDAD, REALIDAD AUN NO REALIZADA

Eduardo Bonnín y Francisco Forteza

ÍNDICE

INTRODUCCIÓN.

HISTORIA Y LEYENDA.

EL PRINCIPIO DEL PRINCIPIO.

PRIMERAS REALIDADES.

DOS ENFOQUES DE LA FINALIDAD.

“NO ES ESO, NO ES ESO”.

CONCLUSIÓN.

INTRODUCCIÓN

(Elaborada y suscrita por el Secretariado Diocesano de Cursillos de Cristiandad de Mallorca)

Al prologar el texto «Los cursillos de Cristiandad, realidad aún no realizada», en el Secretariado Diocesano de Cursillos de Cristiandad de Mallorca nos sentimos gozosamente obligados a recordar que somos herederos directos de aquel primer Secretariado que en el mundo fué, designado en 1954, por el entonces Obispo de Mallorca, Monseñor Hervás, que reunía como Delegado Episcopal a D. Pedro Rebassa, como Director Espiritual a D. Juan Capó, como Presidente a Pedro Sala, como Vocal de Hombres a Gabriel Estelrich y como Vocal de los Jóvenes a Eduardo Bonnín.

Aquel Secretariado fué un paso esencial en la Historia de los Cursillos. Significó el despegue del Movimiento respecto de la Acción Católica, fermento primero y cobijo hasta entonces de los iniciadores de los Cursillos. Significó también, a través de su entronque con la Jerarquía y de su funcionamiento autónomo, que la Iglesia reconocía y asumía el Movimiento en su integridad y con su singularidad. Era una nueva expresión del apoyo que Monseñor Hervás, dio desde su llegada a la Isla, a las inquietudes seglares que después se narran en el nuevo escrito de Bonnín – Forteza. La presencia pastoral y el apoyo humano y doctrinal del Dr. Hervás, fueron tan decisivos en las primeras horas como después lo serían sus documentos y muy singularmente su Obra «Los Cursillos de Cristiandad, instrumento de renovación cristiana». Continue reading “MANIFIESTO, LOS CURSILLOS DE CRISTIANDAD, REALIDAD AUN NO REALIZADA” »

EL PORQUÉ DE LA NAVIDAD


Érase una vez un hombre que no creía en Dios. No tenía reparos en decir lo que pensaba de la religión y de las festividades religiosas, como la Navidad.
Su mujer, en cambio, era creyente y criaba a sus hijos en la fe en Dios y en Jesucristo, a pesar de los comentarios desdeñosos de su marido.
 
Una Nochebuena en que estaba nevando, la esposa se disponía a llevar a los hijos al oficio navideño de la parroquia de la localidad agrícola donde vivían. Le pidió al marido que los acompañara, pero él se negó.

-¡Qué tonterías! -arguyó-. ¿Por qué Dios se iba a rebajar a descender a la Tierra adoptando la forma de hombre? ¡Qué ridiculez!
Los niños y la esposa se marcharon y él se quedó en casa.

 
Un rato después, los vientos empezaron a soplar con mayor intensidad y se desató una ventisca. Observando por la ventana, todo lo que aquel hombre veía era una cegadora tormenta de nieve. Y decidió relajarse sentado ante la chimenea.

Al cabo de un rato, oyó un gran golpe; algo había golpeado la ventana. Luego, oyó un segundo golpe fuerte. Miró hacia afuera, pero no logró ver a más de unos pocos metros de distancia. Cuando empezó a amainar la nevada, se aventuró a salir para averiguar qué había golpeado la ventana. En un campo cercano descubrió una bandada de gansos salvajes. Por lo visto iban camino al sur para pasar allí el invierno, y se vieron sorprendidos por la tormenta de nieve y no pudieron seguir. Perdidos, terminaron en aquella finca sin alimento ni abrigo. Daban aletazos y volaban bajo en círculos por el campo, cegados por la borrasca, sin seguir un rumbo fijo. El agricultor dedujo que un par de aquellas aves habían chocado con su ventana.

Sintió lástima de los gansos y quiso ayudarlos.
-Sería ideal que se quedaran en el granero -pensó-. Ahí estarán al abrigo y a salvo durante la noche mientras pasa la tormenta.

Dirigiéndose al establo, abrió las puertas de par en par. Luego, observó y aguardó, con la esperanza de que las aves advirtieran que estaba abierto y entraran. Los gansos, no obstante, se limitaron a revolotear dando vueltas. No parecía que se hubieran dado cuenta siquiera de la existencia del granero y de lo que podría significar en sus circunstancias. El hombre intentó llamar la atención de las aves, pero solo consiguió asustarlas y que se alejaran más.

Entró a la casa y salió con algo de pan. Lo fue partiendo en pedazos y dejando un rastro hasta el establo. Sin embargo, los gansos no entendieron.
 
El hombre empezó a sentir frustración. Corrió tras ellos tratando de ahuyentarlos en dirección al granero. Lo único que consiguió fue asustarlos más y que se dispersaran en todas direcciones menos hacia el granero. Por mucho que lo intentara, no conseguía que entraran al granero, donde estarían abrigados y seguros.

-¿Por qué no me seguirán? -exclamó- ¿Es que no se dan cuenta de que ese es el único sitio donde podrán sobrevivir a la nevada?
Reflexionando por unos instantes, cayó en la cuenta de que las aves no seguirían a un ser humano.

-Si yo fuera uno de ellos, entonces sí que podría salvarlos -dijo pensando en voz alta.
Seguidamente, se le ocurrió una idea. Entró al establo, agarró un ganso doméstico de su propiedad y lo llevó en brazos, paseándolo entre sus congéneres salvajes. A continuación, lo soltó. Su ganso voló entre los demás y se fue directamente al interior del establo. Una por una, las otras aves lo siguieron hasta que todas estuvieron a salvo.

El campesino se quedó en silencio por un momento, mientras las palabras que había pronunciado hacía unos instantes aún le resonaban en la cabeza:
-Si yo fuera uno de ellos, ¡entonces sí que podría salvarlos!

 
Reflexionó luego en lo que le había dicho a su mujer aquel día:
-¿Por qué iba Dios a querer ser como nosotros? ¡Qué ridiculez!

De pronto, todo empezó a cobrar sentido. Entendió que eso era precisamente lo que había hecho Dios. Diríase que nosotros éramos como aquellos gansos: estábamos ciegos, perdidos y a punto de perecer. Dios hizo que Su Hijo se volviera como nosotros a fin de indicarnos el camino y, por consiguiente, salvarnos. El agricultor llegó a la conclusión de que ese había sido ni más ni menos el objeto de la Natividad.

Cuando amainaron los vientos y cesó la cegadora nevada, su alma quedó en quietud y meditó en tan maravillosa idea. De pronto comprendió el sentido de la Navidad y por qué había venido Cristo a la Tierra. Junto con aquella tormenta pasajera, se disiparon años de incredulidad. Hincándose de rodillas en la nieve, elevó su primera plegaria: «¡Gracias, Señor, por venir en forma humana a sacarme de la tormenta!»
Con este relato, les deseo con cariño una felicísima Navidad en la que el Niño Jesús les colme de bendiciones.

Javier López
Web Católico de Javier

EL BURRITO

En la biografía del padre Jaime Piulachs, S.J. «Un jesuita rebelde», su autor, mosén José Ricart, recoge retazos de la correspondencia del santo jesuita que no tienen desperdicio. Entre ellos, las siguientes líneas escritas en una postal con la fotografía de… un burro, enviada desde Cavallers en agosto de 1967. Según mosen Ricart, encierran el «secreto» del padre Piulachs, «su especie de  testamento».

 

(..) es de un amigo mío (la foto de la postal) muy edificante y al que mucho me gustaría imitar en muchas de sus virtudes. Siempre calla (fuera de algún rebuznillo); nunca se queja, no tiene pretensiones de caballo; carga con todo como lo que es, como un burro. Cuando la gente quiere insultar a otro le dicen su nombre y él no se molesta: le da un comino; se ve que aprendió aquello de «oprobios, injurias, afrentas, etc.» Es el más humilde de los animales. Y por humildad, mereció estar con Jesús: en su nacimiento, en su huída a Egipto, llevándolo encima en los momentos duros de la persecución; y después en los gloriosos de la entrada en Jerusalén; y en esos momentos de gloria y de palmas y de andar sobre vestiduras, no se envanecía, porque sabía que esto no era por él sino por el que llevaba encima: él no era sino el borriquito de Jesús. Pidamos al Señor que nos haga también esta gracia a nosotros.

Texto obtenido de la Revista Ave María, nº 656 Agosto-Septiembre de 2000

P.S. EN REALIDAD NO CREO QUE VOY A PODER IMITAR AL BURRITO DEL CURA.

Del Papa Francisco

BUENO PARA LAS ESCUELAS DE DIRIGENTES

Y PARA LOS SECRETARIADOS A CUALQUIER NIVEL,

ESPERAMOS QUE LO DISFRUTEN.

El papa Francisco llegó a las 8 de la mañana en helicóptero a la ciudad industrial italiana de Prato, tras haber partido a las 7:00 desde la Ciudad del Vaticano. En el papamóvil el Santo Padre se dirigió hasta la plaza central en donde se encuentra el famoso Duomo de Prato, o sea, su catedral.

Muchas personas habían esperado desde las 4 de la mañana para poder estar en las primeras filas y saludar al Santo Padre y un grupo de jóvenes realizó una vigilia de oración. Una pantalla gigante ayudaba a seguir la visita del Santo Padre en el interior del ‘Duomo’ de origen medieval. Allí en la catedral, Francisco saludó a los enfermos, varios de ellos en silla de ruedas.

En la catedral de Prato se cuentra la reliquia de la ‘sacra cintola‘, el sagrado cinturón, que según indica la tradición, la Virgen María le entregó al apóstol Tomás como prueba de su asunción al Cielo. Poco después, el Santo Padre realizó un momento de oración delante de esta reliquia, y escribió algunas palabras en un libro.

A continuación, cuando el Papa se asomó al púlpito de Donatello, que da hacia el exterior de la iglesia, miles de personas que estaban en la plaza lo ovacionaron agitando pañuelos y banderas con los colores del Vaticano y coreando ‘Francesco‘.

«He venido como un peregrino, de pasada, poca cosa, pero la voluntad está», dijo el Papa, y les recordó que esta ciudad «a través de los siglos tuvo la definición de Ciudad de María», debido a la reliquia «que acabo de venerar». O sea «un signo de bendición para vuestra ciudad».

El Santo Padre indicó algunos pensamientos que le vinieron: «No quedarnos cerrados en la indiferenecia, abrirnos y sentirlos llamados a alcanzar a los otros para compartir la alegría de haber encontrado al Señor», dijo. E invitó a «salir para acercarnos a los hombres de nuestro tiempo».

«Salir significa arriesgar» porque «no hay fe sin riesgo», dijo, pero «una fe que se queda en casa no es fiel al Señor». Y reiteró que hay que buscar la ruta y no el refugio de un puerto seguro porque «el Señor quiere llegar a quien no lo conoce y nos impulsa». E insistió en el tema: «Hemos sido servidos por Dios que se hizo nuestro prójimo, para a su vez servir a quien está cerca de nosotros».

El Pontífice agradeció también a los ciudadanos de Prato por «el trabajo de integración que se contrapone a la cultura del descarte». Así como «a las familias que adoptan» y sin desanimarse delante de las dificultades, «o situaciones difíciles de convivencia». Invitó por ello a crear «pactos de proximidad».

Otro tema que propuso, citando a san Pablo cuando invita a los cristianos a usar la armadura de Dios, las virtudes, fue el de buscar siempre la verdad. «No es fácil –dijo el Papa– pero es una decisión vital que tiene que marcar la existencia de cada uno, de la sociedad, para que sea más justa, más honesta». Y señaló «la sacralidad de todo ser humano pide respeto, acogida y un trabajo digno».

«Me permito recordar los cinco hombres y dos mujeres de ciudadanía china que murieron hace dos años debido a un incendio en la zona industrial de Prato» indicó el Santo Padre, y recordó que ellos vivían y dormían en el interior de la misma fábrica en la que trabajaban, con divisiones de cartón y camas camarote.»Es una tragedia de la explotación y condiciones inhumanas de vida, y esto no es trabajo digno» exclamó.

Y recordó que la vida de cada comunidad exige «que se combata el cáncer de la corrupción», de la «explotación humana y laboral» porque es el terreno de la ilegalidad.

Al concluir sus palabras Francisco animó a todos, especialmente a los más jóvenes: «Me dijeron que han hecho una vigilia de oración, gracias, gracias», y les invitó a «no ceder al pesimismo y a la resignación». 

Y recordándo la reliquia de la Virgen que la ciudad custodia en el ‘Duomo’, les recordó: «María en un silencio operoso transformó el sábado de la desilusión en el alba de la resurrección». E invitó que si alguien «se siente oprimido por las circunstancias de la vida se confíe a María, que es nuestra madre que nos anima a poner confianza en Dios». Porque «su hijio no traicionará nuestas expectativas y sembrará en nuestros corazonas una esperanza que no desilusiona».

Desde la ciudad de Prato situada a 15 kilómetros de Florencia, en donde hay personas de 123 nacionalidades distintas, en particular de China, Albania, Rumanía y también una comunidad latinoamericana, partió a la metrópoli de Florencia, a la Catedral, para reunirse con los participantes del V Congreso eclesial de la Iglesia italiana.

 

BOLETIN MENSUAL DEL OMCC SEPTIEMBER 2015

EJECUTIVO DEL OMCC:
Francisco Salvador, Presidente
Rev Fr. Senra Coelho, Consejero Espiritual
Romy Raimundo, Secretaria
Joaquim Mota, Vicepresidente
Fausto Dâmaso,Tesorero
Mário Bastos

COORDINADORES DEL OMCC:
YoonShik Shim APG
Han Alvaro Moreno GECC
Filipe Vanososte GLCC
Estelita René NACG

BOLETIN
MENSUAL SEPTIEMBER 2015

Una vez más nuestro Boletín cuenta con la colaboración de un Grupo Internacional. Esta colaboración enriquece el contenido y permite un mayor acercamiento de todos cursilhistas a las estructuras que los representan.
En esta edición contamos con la contribución del GECC que ahora se publica.
Contribución del GECC:

ECOS DE LAS PALABRAS DEL PAPA FRANCISCO EN LA III ULTREYA EUROPEA

1. Un mensaje directo y específico para nosotros. En nuestro libro de Ideas Fundamentales 3ª Edición, recientemente editado, se indica que el MCC, como movimiento eclesial, siempre ha de mostrar una comunión eclesial firme y convencida, expresada en una relación filial con el Papa, que es, junto con los obispos, principio, fundamento y centro perpetuo y visible de unidad (IF3Ed n. 295). En este sentido, el reciente encuentro con el Papa Francisco que el MCC de Europa ha celebrado en Roma, con motivo de la III Ultreya Europea, ha sido una ocasión privilegiada de manifestar y testimoniar esa relación filial, esa sentido de Iglesia que tiene que caracterizar a nuestro movimiento. Y un cauce especial para seguir construyendo y avanzando en ese camino lo tenemos en el discurso que el Papa dirigió a la comunidad cursillista allí reunida. El mismo nos decía que nos ofrecía “algunas sugerencias útiles vuestro crecimiento espiritual y vuestra misión en la Iglesia”. Es ciertamente un privilegio el que el Santo Padre se haya dirigido de esta forma tan directa, específica y particular a nuestro Movimiento y en verdad sus palabras constituyen una luminosa orientación que necesariamente tenemos que acoger, asumir y hacer realidad en todas nuestras realidades: grupos, Ultreyas, Escuelas y Secretariados. Esta es ahora una clara responsabilidad para el Movimiento, una línea de trabajo, de reflexión, de discernimiento comunitario, que sin duda tenemos que acometer. Palabras de saludo al Papa Francisco por el presidente del GECC, Alvaro Martínez. Continue reading “BOLETIN MENSUAL DEL OMCC SEPTIEMBER 2015” »

LAS AGUAS JURISDICCIONALES

Una de las cosas que más complican en el mundo de hoy, ya de suyo bastante complicado, es el poco o nulo respeto que se tiene a las «Aguas Jurisdiccionales» de cada persona. Cada quien circula por ellas sin pedir el oportuno permiso.

Faltar al respeto, ofender a alguien, injuriarle…. siempre carga la conciencia del que tiene el mal gusto de hacerlo y, si es sensible, en el pecado suele encontrar la penitencia.

Aquí no nos referimos a esto. Se trata de que descubramos que cada uno tiene su círculo íntimo, y entrar en él sin permiso, o haber entrado alguna vez con motivo de una circunstancia fortuita, y extenderse por ello uno un pase para poder pasar sin llamar, es una indiscreción.

No respetar este halo que envuelve a cada uno, es siempre causa de disgustos que quitan el gusto de vivir y el gusto de saberse vivo.

El hombre que no pocas veces sabe ser valiente ante las circunstancias duras, suele desanimarse ante una cosa que parece nimia, pero que puede llegarle en un momento que no es precisamente el mejor para saberlo afrontar con la energía precisa.

Invadir el círculo íntimo de alguien, sacando a relucir alguna confidencia que el amigo le hizo en un momento de baja presión, o de depresión más o menos encubierta sin pedirle antes permiso para hacerlo, es una falta de delicadeza que precisa de mucha comprensión para saber perdonarla, y casi imposible de lograr un olvido total y absoluto, aunque claro, como siempre, hay que tener en cuenta que lo que no es posible a los hombres, es posible a Dios.

A las personas, por ser todas ilusión personal de Dios, se les nota, cuando se las sabe ver desde la perspectiva de su Creador, un hálito especial que las hace dignas del mayor respeto y consideración. Entrar en esa área sin que sea del brazo del mismo amigo confidente, es un atentado contra la amistad.

La punta a que apunta la punta más interior de una persona, jamás, puede ser, no ya vista, sino ni aún tan sólo interpretada por nadie más que por el propio interesado.

Artículos de Eduardo
FEBA