No es fácil aceptar posiciones e ideas antagónicas, ya sean políticas, deportivas, familiares, religiosas, etc., no nos gusta la forma que usa el coach del equipo preferido, tampoco la decisión del árbitro en una jugada apretada y a veces ni siquiera el sabor de alguna comida; nos molestan algunas prédicas del cura, del pastor, del rabino etc. Nos molesta el punto de vista de creyentes de religiones distintas a la que profesamos, incluyendo la postura del agnóstico, la del ateo, la postura intransigente del político delotro partido, que de intransigente no tiene nada, sino más bien de ventajoso negociador.
Algunos protestamos por todo, no queremos escuchar lo que dicen los demás, protestamos en la escuela, cuando niños por tal o cual clase que un maestro que nos caía mal y que decíamos que no era un buen maestro, que de enseñar no sabía nada, que lo hacía de muy mala forma, protestamos por el café, por dulce o por amargo, por la sal en las comidas, por el azúcar en el postre, por el color y el tamaño de la ropa, por la forma de vestir del otro, por la cajera que nos atiende en el mercado, hasta hemos protestado por la forma de conducirse Jesús comiendo en casa de pecadores, por hablar con La Samaritana en el pozo de Jacob, por salvar del apedreamiento a la adúltera y hasta por no bajarse de la cruz antes de morir.
Otros, como espectadores de galería les viene bien todo, no importa si lo que dicen es verdad o mentira, especialmente si quien lo dijo es el pastor, el sacerdote o el dirigentede turno, todo está bien si quien lo dijo es el político de nuestro partido, y todo está bien si lo venden en nuestro mercado preferido, aquí la sonrisa de la aparente felicidad camina entre la ingenuidad, la ignorancia, la falta de carácter, y/o la hipocresía, La Verdad no parece interesar, lo que interesa es el acomodo, la vida fácil, el falso éxito, solo lo que dice el poderoso tiene valor, el prójimo humilde parece no interesar a nadie,no existe el respeto a los valores aunque se pregonen delante de los demás, en esta dimensión airear una voz disidente casi se considera pecado.
Entonces surge una pregunta ¿Cómo medir palabras, posturas, discursos, conferencias, disertaciones, clases, rollos etc.?
Me gustaría ser «imparcial», pero no creo que a todos les gustaría esa postura, ya que andan buscando apoyo a sus ideas, liderazgos e intereses, pienso que «ser imparcial» en la vida es algo así como acomodarse al sinuoso movimiento de la serpiente, a la fetidez del aliento del cocodrilo, a la incómoda joroba del camello, me hago una pregunta ¿Quien es imparcial?, mi padre no es imparcial, ni mi madre, ni mi esposa, ni mis hijos, ni mis amigos, ni el cura, ni el obispo, ni el Papa, entonces para ser auténtico no se puede ser imparcial aunque las escuelas de periodismo prediquen tal postura.
Entonces para no dejar de ser quien soy, no puedo ser imparcial, tengo que elegir, y tengo que elegir entre ser un «pedazo de carne con ojos» o el ir siendo persona como Dios me creó, y vivir de acuerdo con ello haciendo uso del Don de La Libertad que a Elle dió la gana de regalarme cuando me creó, parcial con mis principios, parcial con criterios y convicciones, no inmóvil y acomodado como mueble bajo el techo de un palacio, como botella de vino en rincón de bodega, ni tampoco como hoja seca que el viento mueve a su antojo.
Para algunos el ser exitosos los ha convertido en ‘imparciales», mientras que en realidad viven bajo las orientaciones de quienes tienen detrás y/o arriba de ellos socialmente; estos piden permiso hasta para ir al baño o comprar tal o cual libro, generalmente suelen tener siempre una sonrisa a flor de labios mostrando satisfacción, por supuesto, padecen de sordera con sus semejantes cuando escuchan una pregunta que les «mueve el piso», y por supuesto siempre eludiendo a los amigos que le invitan a dialogar en un tu a tu..
¿Escuchar a los más jóvenes tanto en edad como en conocimiento?, No, no esa postura de escucha y análisis no está contemplada en sus arrogantes maneras, las posibles respuestas a esas preguntas son como el agua pasada, que ya no mueve molinos, decir que «esto ha sido así siempre», y dar la espalda sin volverse o mirando por arriba del hombro mientras la sonrisa ya tensa se va convirtiendo en mueca, nos preguntamos ¿Cual es el «siempre» mencionado»?, ¿Es que sus palabras son palabras sagradas?.
El Papa Francisco, estudioso como buen miembro de La Compañía de Jesús también tiene sus preferencias, confieso que no todas las medidas tomadas por él me gustan, que no estoy ciento por ciento contento con lo planteado en sus discursos, pero admito que en otras ocasiones si existen coincidencias, entre ellas la preferencia y lectura de algunos autores, entre ellos Dante Alligieri a quien ha mencionado en alguno de sus discursos, hoy quiero acudir a una frase del gran escritor para poder comunicar mejor algunas ideas, esta vez en línea con las prédicas del Papa Francisco, la frase a que me refiero: «Los lugares más obscuros del infierno están reservados para aquellos que callaron en tiempo de crisis moral» . (Los imparciales).
Entonces surgen preguntas ¿Cómo medir palabras, posturas, discursos, libros, conferencias, clases, rollos etc. sin que se molesten aquellos que dirigen las masas hacia sus objetivos personales arrollando y/o torciendo los diáfanos propósitos del nacimiento de un Carisma?, ¿Honestidad o intereses?, ¿Se puede ser imparcial delante de aquellos que precisamente no lo son y que los mueven intereses personalesy/o manipulaciones?, ¿Imparcialidad o pobreza de carácter?, ¿Imparcialidad o pecado de omisión? ¿Intereses o Intereses?.
Alzar la voz hoy, (tiempo de crisis) pregonar la verdad a los cuatro vientos sin preocuparse de herir susceptibilidades y/o pisotear alguno que otro callo, dos opciones tienen los de los callos pisoteados: Gritar o sencillamente disimular!, si esa es la postura pues griten o disimulen. Solo estarán en ese grupo aquellos que miran a los demás desde sus tronos y por encima del hombro alimentando sus egos y aporcando su poder, en definitiva «La Verdad vale mucho más que la pena que cuesta».
Angel Delgado
Miami, Fl.
Rev. Sep. 3, 2018
“La verdad no se determina mediante un voto de la mayoría”. (Benedicto XVI)