Adviento

“Adviento”… tiempo de espera, tiempo de reflexión, tiempo de pensar en el  porqué de este camino, en el porqué de nuestra existencia, en el porqué de tantos y tantos sufrimientos, angustias, cuestionamientos, pero también de alegrías, de gozos y de esperanzas.

El misterio de la vida, es muy parecido al misterio de la fe. Todos vamos por diferentes caminos tratando de buscar  solamente una cosa “LA VERDAD” de todo.

El saber quién es realmente Dios, ha sido siempre algo cuestionable para  el hombre y es que si lo pensamos desde nuestra simple y pequeña humanidad, será inexplicable y confuso puesto que lo que viene de nuestro Señor solo se entiende cuando lo pensamos, rezamos, reflexionamos  y  miramos con los ojos del alma y lo sentimos desde un corazón humilde, tierno y amoroso.

Para muchos cristianos, el Adviento es solamente el tiempo de los regalos, es el tiempo de ir a tiendas, es el tiempo de llenarnos de deudas y posteriormente de agonías por no poder pagar luego todas las deudas adquiridas.

El Adviento es mucho mas que todo esto y mucho más simple y especial. El Adviento es algo que no necesita comprarse sino más bien vivirse, arroparlo y compartirlo con los que están a nuestro alrededor.  Es la preparación para recibir el más grande e inimaginable regalo que nadie jamás nos podrá dar jamás. Es el más grande amor ofrecido a través de la llegada de un niño que nos trae entre sus manos la verdadera vida para la que fuimos creados todos, la vida perdurable.

El advenimiento del mesías anunciado es una realidad cuando en el corazón se prepara el pesebre de Belén. El Catecismo de la Iglesia católica nos explica claramente la gran fiesta de este tiempo cuando dice   «Al celebrar anualmente la liturgia de Adviento, la Iglesia actualiza esta espera del Mesías: participando en la larga preparación de la primera venida del Salvador» CIC #524.

Cada vez que celebramos la Santa Misa y rezamos todos juntos nuestra profesión de fe recordamos la venida de Cristo ahora en la natividad pero también creemos en lo que El mismo nos prometió, “en su segunda venida.”

Esto es en realidad este tiempo de Adviento. Es la invitación a estar despiertos,  vigilantes. Es estar atentos, es estar con las lámparas llenas y preparadas, es un mirar al más allá interno, es mirarnos hacia adentro y arrancar aquello que nos impide lograr la verdadera paz del alma.

El juzgar no es de cristiano, el criticar no es algo que agrada a Dios, el ser piedra de tropiezo para nuestros hermanos nos hace pecar y hacer pecar a aquellos que por nuestra soberbia humillamos y excluimos de poder llegar al padre a través de nosotros sus hermanos.

“Adviento” tiempo precio, mágico, divino. Tiempo de revestirnos nosotros mismos de vestiduras purpuras brillantes y cálidas que irradian amor, ternura y afectividad. No olvidemos que en cada celebración eucarística Cristo nos mira a los ojos, como miro a los apóstoles, invitándole a seguirle; así también  nos mira de niño, acostado en el pesebre de Belén.  


Que el Señor nos permita a todos prepararnos en estas 4 semanas de Adviento para que el Niño Dios pueda habitar en nuestros corazones  y pueda descansar tranquilo y dormitar en nuestras almas.

Que nuestra Madre Maria Santísima sienta la presencia nuestra a los pies del pesebre en ese establo humilde y nos ayude hacer mejores hijos, mejores padres, mejores abuelos, mejores amigos,…mejores cristianos.

«Dios nos ha demostrado cuán excelso lugar ocupa la naturaleza humana entre las criaturas, apareciendo entre los hombres como verdadero hombre.» San Agustín Y el papa San León dice10: «Reconoce, oh cristiano, tu dignidad; y hecho partícipe de la naturaleza divina, no retornes a la antigua vileza con una mala conducta.»

Feliz “NAVIDAD” tengan todos.

Janire Pagan

Diciembre 03, 2019

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