Alberto Monteagudo
Primera parte
A fines de Octubre de 1998, Carlos Mántica viajó a Argentina acompañado por algunos amigos.
Nos dimos la oportunidad de conocernos personalmente. Con anterioridad habíamos realizado algunos intercambios vía Internet.
Tuvimos un encuentro entre amigos, con algunos de aquí de Argentina y compartimos vivencias e ideas. Todos sabemos que Chale Mántica ha formado otro movimiento y sigue apreciando mucho al MCC.
Me dio un documento histórico, con los temas que se tratan en Cursillos desde la visión de los tres días, en la que, como síntesis del contenido cristiano, presentan y muestran que son una “solución práctica de todos los problemas de nuestra personalidad.
Su eficacia, está vinculada a la gracia, a la técnica y a la ilusión, entrega y espíritu de caridad con que se viva”.
Paso a compartir una breve descripción de cómo presentaban la obra en los comienzos. El mencionado texto, trata los temas que hoy estamos empezando a reflexionar entre más personas en el mundo de cursillos.
Desde los comienzos, los Cursillos de Cristiandad estaban fundamentados en la práctica concreta de vivir o de dolerse de lo que no lograban vivir.
Así, incluyendo el dolor de lo que no vivían, consideraban que ésta era la manera auténtica de ajustarse a verdad, de vivir la verdad, proponiéndolo como estilo de transmisión en un Cursillo y en la vida toda, donde el intento de vivir la verdad, es una manera, un comienzo de acercarse a la misma.
Ello nos está diciendo, que hemos de tener en cuenta, que ya en los primeros tiempos no miraban la posibilidad de un cursillo como una actitud o solución sólo para los tres días, sino, como una experiencia de una positiva manera de vivir siempre. Esto es de una seriedad tan grande, como la magnitud de lo que expresa.
Por supuesto, que los hombres, por ser distintos unos de otros, no pueden producir hechos como si fueran robots, por lo que es comprensible que no se pueden esperar frutos iguales de unos u otros por el hecho de pasar por un Cursillo de Cristiandad.
Lo que se pretende, – como no puede ser de otra forma – es universal, por ser católico. No puede dejar de resaltar que la Universalidad, se expresa con diversidad según su característica en todos los hombres, y que el Cursillo, se reduce al problema fundamental de la auténtica felicidad de la criatura humana, y ello se experimenta en esta vida y encaja en la personalidad de cada persona, desde un elemento esencial, primario, desde el que radica todo fruto: la Gracia.
El elemento secundario, el todo está previsto – la organización – no puede llegar a su manifestación de cooperación para con la Gracia, si cada uno no moviliza sus disposiciones en aras, en línea, para lograr ilusión, entrega y caridad, que a medida de lo posible ejercitará en la vida.
Un cursillo ha de servir de patrón de vida; y es vida, en el mundo de lo cotidiano, cuando se hace de la existencia, de la propia vida, un cursillo perenne.
La Gracia de Dios y la voluntad dispuesta del hombre, son de algún modo, lo que dan a entender, lo que explican los Cursillos, que siempre valorando lo primero, es decir, la Verdad de que Dios es quién da validez a la vida desde Sí mismo, todo lo demás viene por añadidura.
En el ambiente normal en el que transcurre nuestra vida, hemos de encontrarnos como en un cursillo, con gente práctica, con simples cristianos, con ateos y hasta con teóricos en lo que se refiere a lo religioso.
En cuanto a otros aspectos, nos encontraremos en medio de gente de diversa clase social, tanto en el sentido de lo material, como de lo intelectual.
“ Un cursillo es una vida y, como tal no cabe en definiciones.”, de esto se deduce que aunque uno no quiera, la vida será lo que ha de ser.
No se trata de teorías, sino de realidades.
La solución explicada por medio de ideas, es una realidad capaz de resolver algo. Para llenarnos, es natural abrir nuestro entendimiento y nuestro corazón, es algo totalmente “natural”, inherente a la disposición personal.
Todos estamos cansados de teorías y es cosa fácil elaborar soluciones teóricas, pero que luego fracasan al chocar con la realidad, haciéndonos frustrar también a nosotros. De esto se desprende, que al tener la cabeza llena de ideas y el corazón lleno de fuego, ésta es la motivación que procura realizar las ideas, es decir, ponerlas en la vida.
Es una lógica, que cuanto más rápidamente nos dispongamos en apertura de mente y corazón, tanto mejor descubrimos, que todo gira de acuerdo a lo que florece en nuestro interior y en proyección exterior.
La personalidad, señala que las personas somos diferentes y cuanto más acusada es la personalidad, tenemos más deseos de mejorarnos.
La solución total que se propone, se manifiesta al extender la gracia de manera consciente en los demás.
El hombre es de un valor necesario a descubrir en su dimensión real. Ser superior de la creación.
Residen en su naturaleza racional, dotes de inteligencia, voluntad y libertad para determinar y reconstruir su vida.
El conjunto de ideas, convicciones que presiden la vida, tienen en el elemento vivificador de las aspiraciones, lo que lo lleva a desear determinados objetivos.
Obedece a ciertas preferencias, diferentes en cada persona, sin embargo, son un elemento determinativo en cuanto a su libre elección y juicio, que de una u otra forma, sus aspiraciones, sus deseos, van centrando la vida, su vida, en lo que es su centro de interés, decidiendo su voluntad, que es su elemento dinámico, que provoca su decisión y manifiesta una resolución que determina una acción.
Esta determinación, consecuencia de la meta de sus pensamientos, aspiraciones y preferencias, constituye su ideal, elevación máxima de sí mismo como persona, que se moviliza en necesidad del ideal de la vida humana, enseña que, ser hombre es vivir un ideal, cuyas dimensiones determina una influencia de ese ideal en la vida, y que en la cumbre máxima del hombre, – en la medida de perfección – muestra las cualidades del ideal.
La influencia del ideal en nuestra vida es que da una dirección a nuestra actitud, haciendo que obremos por convicción, es decir, sabiendo a donde vamos y porqué lo hacemos.
Sólo el hombre es capaz de conocer su finalidad, conocer su ideal “ el cual da contenido y sentido a la vida, haciendo que nuestro obrar participe de esta elevada cualidad de tener una finalidad determinada y no se convierta en esfuerzos inútiles”.
“El ideal ha de tener altura, alteza de miras, no puede ser algo pequeño o a ras de tierra” …” El ideal por último, ha de ser asequible, de lo contrario sería una quimera, una utopía que haría inútiles todos nuestros esfuerzos. Tenemos una inteligencia para razonar nuestras ideas y medir nuestras posibilidades y no podemos empeñar nuestra vida en una pretensión ilusoria o imposible.”
Todos tenemos ideales, pero lo que importa es que cada uno conozca el suyo.
“El valor del hombre reside en su naturaleza racional, y el conjunto de ideas, aspiraciones y preferencias que centran su vida, deciden su voluntad y la impulsan al esfuerzo para convertirlas en realidades, constituyendo su ideal, fundamento imprescindible de la vida auténticamente humana, cuyas dimensiones determina según la medida de su perfección.”
Son las inquietudes que los Cursillos de Cristiandad tienen desde sus inicios y son una lucha contra la irracionalidad.
Todo montado en el mundo para mantener y crear estructuras para que el hombre no piense.
Los Cursillos de Cristiandad son la propuesta contraria, pretenden dar lugar al mundo creativo de cada persona.
Un laico, es un hombre que inventa, realiza su vida, en el ambiente natural en el que la desarrolla.
“ Lili Alvarez dice: “El seglar es un ser abocado a la creación de su propia vida natural, con una espiritualidad integral que abarca todas las anchuras de esta vida”.
“ El cristiano debe ser muy hombre para lograr el milagro de la normalidad.”
No se trata de cosas heroicas, sino, de heroicidad de vida completa.
“Lo sobrenatural no es la vida después de la muerte, sino la vida completa durante la vida. Nuestro Reino no es de este mundo, aunque da plenitud y valor a los reinos de este mundo.”
Lo verdaderamente novedoso de los cursillos es que hablan para todos los hombres y no para algunos en particular. “Cada hombre tiene capacidad para descubrir y realizar una parte de Verdad y de Bien en el mundo, que si no la descubre y la lleva a la práctica él, no lo hará nadie.”