A la luz del Carisma Fundacional de Cursillos de Cristiandad
Cristo (Fundamento) – Persona (Sujeto) – Amistad (Método)
Buenos días amigos y amigas, para los que no me conocen, mi nombre es Freddy Mazariegos. Viví la experiencia del cursillo tres días en el año 1987 en Guatemala.
Un mes después de la clausura, tuve que dejar Guatemala con mi esposa Magalí y mis cuatro hijas entre 4 y 14 años de edad. Arribamos a Toronto, Canadá el 2 de febrero de 1988 lo cual nos pareció un sueño, no solo porque habíamos dejado familiares y abandonado todas nuestras pertenencias, sino porque nos vimos rodeados de personas de diferentes nacionalidades y por primera vez en nuestras vidas, experimentábamos el frío extremo y un panorama tan diferente al de Guatemala: Todo estaba cubierto de nieve!!!!
Tratando de establecerme, intentando aprender un idioma nuevo y ajustándome a una cultura diferente, olvidé mis principios cristianos y empecé a vivir la realidad de Dios de una forma distorsionada.
No fue sino hasta septiembre del 2001 que nos enteramos que existía el Movimiento de Cursillos Hispano en Montreal y Toronto. Gracias a este movimiento laico, he tenido la oportunidad de conocer a muchos amigos y amigas de todas partes del mundo. Desde entonces he estado involucrado en las diferentes estructuras del movimiento. Han transcurrido 10 años de hacer reunión de grupo con mis amigos. He llegado a conocerles a ellos y ellos me conocen a mí, como una persona con una visión nueva plenamente humana y plenamente viva en el mundo.
Para poder aprender el idioma Inglés, la primera cosa que tuve que hacer fue comprar un diccionario Collins y recuerdo que en la portada del mismo decía: “Use este diccionario amigable y conviértase en una de las mejores personas informadas de este idioma en el mundo”.
En realidad no me convertí en la “mejor persona informada“, pero a través de mi cursillo fui informado de la mejor noticia de que Dios me ama como soy, con mis escamas y agallas. Donde encontré y cómo he intentado vivir esta formidable noticia: En la frescura y lozanía del Evangelio y con sentido común.
El nombre de este rollo es “Los Alejados”, pero quiero principiar diciendo que sin ninguna excepción todos en este salón, hemos sido alguna vez en nuestra existencia “alejados” del amor de Dios.
Podemos encontrar muchas definiciones de “alejado” pero he decidido usar una simple, sencilla y corta definición: “Alejado es una persona cuyas expresiones muestran que no está consciente de los acontecimientos que suceden a su alrededor”.
Como preámbulo antes de entrar en harina, es mi opinión que las estructuras operacionales de cursillos – Secretariado y Escuela de Dirigentes-, están pensadas para facilitar el propósito del Movimiento que es, por encima de cualquier discusión religiosa peregrina, la promoción de la persona en el mundo para que desde el lugar de su diario vivir, se convierta por la gracia de Dios en una persona plenamente viva y que a la luz del Evangelio descubra y se vaya convenciendo de que Dios le Ama.
- Dios es Amor: Esto quiere decir que todo lo que Dios es y puede hacer es Amar. En Dios no existe la ira. El no castiga. Cuando nosotros pecamos, somos nosotros a través de nuestras actitudes quienes nos alejamos de su Amor. El cambio toma lugar en nosotros, nunca en El. La mayor gloria de Dios es ver a sus criaturas felices. Nuestra felicidad es todo lo que le interesa a El.
- Nosotros somos amados por Dios incondicionalmente. Frecuentemente nos distraemos por nuestros compromisos familiares, de trabajo y muchas otras actividades de nuestro diario vivir. También nos sucede que por la muerte súbita de un ser querido o por una tragedia en nuestras familias y círculos de amistad, empezamos culpando a Dios por las circunstancias adversas alejándonos de su amor, pero Dios nunca se olvida de nosotros porque somos los amados por El. A pesar de las contrariedades de nuestras actitudes, el Señor no nos exige que cambiemos, al contrario nosotros descubrimos que somos amados y entonces podemos cambiar e intentar crecer y ser mejores personas.
Eran muy importantes para Eduardo Bonnín y los amigos que le acompañaron en los inicios de esta aventura de cursillos, hacer referencia constante a los encuentros de Jesús con varias personas en las más comunes y corrientes circunstancias de la vida diaria. He aquí el origen de la expresión “en la normalidad de sus vidas” que utilizamos frecuentemente en cursillos.
Podríamos mencionar como “alejados” a sus primeros discípulos, quienes vivían distraídos y confundidos por su propia realidad, condicionados por normas, tradiciones, creencias y estilos de vida, ajustados e impuestos por las circunstancias religiosas, políticas y económicas de esa época y que de alguna manera prevalecen hasta nuestros días.
Vale la pena recordar a estas personas que convivieron con Jesús y algunos de los cuales, Pedro, Santiago y Juan, estuvieron presentes en un momento íntimo y trascendente como fue la transfiguración:
Pedro “la roca”: frecuentemente impulsivo y un “bocaza”; un hombre que negó a Jesús tres veces. Un hombre como nosotros de poca fe y muchos miedos.
Santiago y Juan: quienes eran los niños “mimados” de mamá.
Tomas: Incrédulo y frágil sustentando sus creencias en “veo, después creo”
Andrés: Ingenuo al pensar que cinco panes y dos pescados no eran suficientes para satisfacer a cinco mil personas.
Judas: Quien rechazó en la noche de la última cena la invitación de Jesus a vivir un cursillo de cristiandad, con el pretexto de que no tenía 30 monedas y que saldría a buscarlas.
Así también, podríamos mencionar otros personajes que solían compartir la mesa y extenderse en amenas conversaciones con Jesús sobre las cosas ordinarias que nos suceden en la cotidianidad. Personas que Jesús encontró en las villas, calles, avenidas y arterias de la vida:
Marta: Mujer preocupada y expresando quejas por su múltiples ocupaciones.
Zaqueo: Publicano, recaudador de impuestos e incondicional del imperio Romano.
Maria Magdalena: Una mujer viviendo y vendiendo el “amor” prostituido al mejor postor.
La mujer adúltera: Confundida y esclava de sus pasiones.
El ciego: Quien como nosotros, no sabía quién era Jesús, pero que gracias a El podía ver ahora “con ojos nuevos las cosas de siempre”.
La mujer Samaritana: Quién a raíz del encuentro con Jesús su vida fue transformada, convirtiéndose en la mujer que llevó a muchos más alejados la noticia del amor de Dios, con la certeza de que había conocido personalmente al Mesías.
El hijo pródigo de la parábola del Padre misericordioso: Quien rechaza el amor del Padre regresando luego a casa cuando estaba hambriento y hundido en su propio fango. A quien el Padre recibe sin preguntarle nada, sin increparle su comportamiento, sin siquiera pedirle una explicación de su mala conducta y que a cambio le ofrece una gran fiesta por el retorno a sus brazos de Padre/Madre compasivo.
Con relación a esta parábola que nos recuerda la meditación de la primera noche de nuestro cursillo, quisiera citar las siguientes palabras de Eduardo:
“Para convivir con los alejados los cristianos de siempre han de entender la parábola del Hijo Pródigo, pero por lo que se refiere al hermano mayor, que no tiene que enojarse porque el Padre haga una fiesta para celebrar la vuelta del hermano y hasta que nos alegrara que en lugar de uno fueran dos”.
En la historia del Cristianismo, hubo otro ser humano que no llegó a conocer a Jesús personalmente, un hombre excepcional llamado Pablo de Tarso – patrono de nuestro querido movimiento – fiel observador y defensor de la religión Judía. El también era un alejado dedicado, entre otras cosas, a perseguir cristianos hasta que Jesús se le reveló en el camino a Damasco.
A partir de este encuentro Pablo tuvo un cambio de mentalidad al expresar “Ya no vivo yo, es Cristo que vive en mi”.
Además de los pobres, los enfermos, los marginados, estas personas alejadas del amor de Dios que hemos mencionado, fueron los amigos preferenciales de Jesús. A El no le importaron las circunstancias que envolvían sus vidas. Su amor personal e incondicional superaba sus pecados y miedos.
En la actualidad, quienes son y en que ambientes podemos encontrar a estas personas alejadas?
Las personas que viven y están más interesadas en ellas mismas tendiendo a olvidar el amor de Dios personal e incondicional. Es alguien que vive distante de Dios por que ha olvidado vivir a plenitud el programa de valores cristianos ofrecidos en el Evangelio. Sus vidas se han convertido en árboles que dan sombra, pero que no dan frutos y han perdido el deseo de profundizar en su vida espiritual. Viven con temor porque no han conocido el Amor. Ellos viven sin que nadie se acerque para informarles de la mejor noticia de que Dios en Cristo les ama. Nosotros como cristianos y cursillistas al vivir en gracia, se nos abre la posibilidad de acercarnos a ellos en amistad en sus casas, lugares de trabajo, en el parque, aún en nuestras parroquias donde asisten a misa muchos de los bautizados pero no son cristianos conscientes y consecuentes.
Necesitamos llegar a ellos a través de la amistad y asegurarles que no están solos. Que podemos hacer el camino en compañía con la certeza de que Jesucristo vive y nos ama. Descubrirles que las cosas que disfrutamos: un viaje, una película, una cena, la ropa que vestimos, un concierto, – todas las cosas para disfrutar la vida – adquieren otro sentido cuando descubrimos que son detalles y regalos del Dios de la vida. ¡! Que la vida se organiza mejor y se interpreta con plenitud en alianza con la providencia de su Amor!!
Para concluir quisiera citar las siguientes palabras del fundador de Cursillos de Cristiandad:
«Los cursillos, por su misma naturaleza, han de ir al fondo de la persona, a lo más interior e íntimo de sí misma, no a sus circunstancias concretas que le envuelven, si es casado, soltero, practicante o indiferente etc. No tiene que haber nada que le desvíe de la diana a que se debe apuntar. El encuentro tiene que ser con Cristo y la persona, cara a cara, de tú a tú y a eso tiene que ir enfocado todo el cursillo. La reacción tiene que ser personal, radical y auténtica. No tiene que haber nada que impida o dificulte esta radicalidad, perplejidad y entusiasmo, que causa en la persona el CREER de verdad y en serio que Cristo le ama. Cristo busca a la persona, no a lo que le envuelve».
“El Cursillo no pretende que los mejores sean cristianos, ni que los cristianos sean mejores, sino que los cristianos sean cristianos.
Que se vayan encontrando a sí mismos como personas libres y liberadas por Cristo.
Que comprendan su dignidad y su grandeza por el hecho de estar bautizados.
Que entiendan que ser cristianos conscientes, es convertirse en cada momento.
Y todo para que vayan descubriendo, desde el preciso lugar donde Dios les ha plantado, que Dios en Cristo les ama.
En realidad, de verdad, para el cristiano de verdad, existe tan sólo un problema, que es aceptar, sin morir de alegría, la grandeza de ser tanto”. (Mi Testamento Espiritual – Eduardo Bonnín).
De Colores,
Freddy Mazariegos
Diócesis de London, Canadá