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Archivo por meses: abril 2014
¿Ancla o Remo?
Que desgaste de energía y de voluntad se experimenta cuando, sin querer (Honestamente) se encuentra uno en medio del eterno pugilato entre el clero y los laicos.
Da la impresión de que todo lo que se habla del amor, la hermandad y la comprensión entre estos dos bandos, se pierde cuando ninguno quiere dar su brazo a torcer argumentando cada quien por su lado que la razón les favorece.
Tal parece que la viña del Señor está dividida.
Por un lado la parcela clerical y por el otro lado la parcela laical.
Ambos parecen ignorar que el trabajo es mucho y que cada quien tiene su misión en la dimensión y tamaño que el dueño de la viña disponga.
Cualquier acto o acción casi siempre da lugar a reavivar el pugilato
Si la decisión o la acción viene por el lado clerical. Esta tiene que ser aceptada sin chistar porque proviene de la jerarquía.
Cualquier cuestionamiento será considerado como un acto de indisciplina y falta de respeto, aunque el laico lo vea como un acto de soberbia y abuso de autoridad.
Si la acción proviene del lado laical, tiene que pasar por estrictos controles clericales, porque se considera que los laicos no están “preparados”.
En todas las ocasiones los dos bandos pasan muy por alto que hay un solo dueño de la viña y que todos los demás tan solo somos obreros.
Ninguno tiene el derecho, ni humano ni divino de dominar, humillar al otro.
¿Qué tal se vería que el clero se tomara por su cuenta todo el trabajo y misión encomendada a los laicos?
Por el otro lado ¿Qué tal se vería que los laicos tomaran el control de la Iglesia?
El trabajo debe ser ejecutado en equipo, con un solo capitán: Cristo Jesús.
Hasta que no haya unión de criterios y de acción conjunta, no se podrá avanzar en la tarea de la salvación.
En este momento, da la impresión de que estamos en un marasmo mientras nos atacamos los unos a los otros y el maligno se aprovecha de esto y está tomando control de mundo.
Esto me recuerda, en el caso específico de cursillos, aquel lamentable incidente en el cual el Obispo Don Juan Hervas amenazo eliminar de un solo “Plumazo” el naciente Movimiento de Cursillos de Cristiandad, por no adaptarse a la forma que él los quería.
Menos mal que en aquel entonces domino la prudencia y la humildad de un joven Mallorquín llamado Eduardo.
También me recuerda ese tira y afloje de que si cursillos es un Movimiento DE la Iglesia, o que es un movimiento DESDE la Iglesia o que si el Movimiento es PARA la iglesia.
Mejor dejemos a Eduardo Bonnin, humilde y sencillo laico reconocido oficialmente por la Santa Sede como depositario del carisma fundacional del Movimiento de Cursillos, nos explique cuál es la mejor definición del movimiento:
“El cursillo de cristiandad es un movimiento, que Mediante un método propio, intenta, y por la Gracia de Dios, trata de conseguir que las realidades esenciales de lo cristiano, se hagan vida en la singularidad, en la originalidad y en la creatividad de la persona, para que descubriendo sus potencialidades y aceptando sus limitaciones, vaya tomando interés en emplear su libertad, para hacerlas convicción , voluntad para hacerlas decisión y firmeza para realizarlas con constancia en su cotidiano vivir personal y comunitario”
Esto como que le ha “chocado” a más que uno mayormente hermanos ordenados.
Primero ¿Cómo es posible que un simple laico sea depositario de un Carisma iluminado por el Espíritu Santo, como si este fuera propiedad exclusiva del clero?
Segundo ¿Cómo es posible que se le de tanta libertad a la persona per se?
Y a partir de entonces sea venido (una vez más) con el estira y afloje sobre quien es el que debe tomar las riendas de cursillos.
Da la impresión de que el clero se ha tomado la delantera y se ha aprovechado de esto al cambiar algunos de los objetivos inmediatos que el movimiento lanzo desde sus inicios.
Da la impresión de que se está utilizando al movimiento para surtir de trabajadores a los templos.
Da la impresión de que se está utilizando al movimiento para surtir de material humano a otros movimientos.
Da la impresión de que se está utilizando al movimiento como cura instantánea para algunos de los males sociales de la humanidad.
Aparentemente, cursillos, ha perdido impacto.
Y es porque nos hemos concentrado en hacer más buenos a los buenos y dejar a un lado a los “Malos” porque esto representa más empeño, más trabajo, pero sobre todo, representa que yo de más y mejor testimonio de vida cristiana para poder atraer a través del ejemplo; y al parecer, como carezco de testimonio, me voy por la tangente buscando culpables que por lógica, no soy yo.
Entonces ¿Qué busca cursillos?
¿Busca acaso reunir a los buenos ya sacramentados, o busca acercar a los alejados por sacramentar?
Y a quienes nos referimos como “Alejados”
Alejados es toda persona que no tiene a Cristo como eje central de su vida y hay diversas clases de “Alejados”
- “Alejados” con sacramentos pero que no los ejercitan
- “Alejados” sin sacramentos, por ignorancia, desidia y/o rebeldía.
- “Alejados” que son completamente ateos porque nadie se ha tomado la molestia de testimoniarles que existe un Dios que les ama.
¿Cuál de todos ellos merece nuestra atención?
Saque su conclusión.
Yo ya tengo la mía:
Todos los “alejados” DEBEN ser tratados de tal forma y manera que Jesús trato a la oveja perdida.
Mientras sigamos señalando solo las faltas y errores entre nosotros mismos, descuidando de esta forma nuestra misión salvífica, las ovejas perdidas seguirán alejándose cada día más del gran encuentro con Cristo que nosotros, de cualquier forma o manera, debemos propiciar.
Tampoco es forma de que para poder tener acceso al gran encuentro, les tengamos que poner trabas y condiciones, sería como que el Padre bondadoso le hubiera pedido pasaporte y visa al hijo prodigo.
Nosotros los que nos llamamos cristianos, debemos ir como lo pide el Papa Juan Pablo II al inicio de su Carta apostólica: “Novo millennio ineunte” :
1. Al comienzo del nuevo milenio, mientras se cierra el Gran Jubileo en el que hemos celebrado los dos mil años del nacimiento de Jesús y se abre para la Iglesia una nueva etapa de su camino, resuenan en nuestro corazón las palabras con las que un día Jesús, después de haber hablado a la muchedumbre desde la barca de Simón, invitó al Apóstol a « remar mar adentro » para pescar: «Duc in altum » (Lc 5,4). Pedro y los primeros compañeros confiaron en la palabra de Cristo y echaron las redes. « Y habiéndolo hecho, recogieron una cantidad enorme de peces » (Lc 5,6).
¡Duc in altum! Esta palabra resuena también hoy para nosotros y nos invita a recordar con gratitud el pasado, a vivir con pasión el presente y a abrirnos con confianza al futuro: « Jesucristo es el mismo, ayer, hoy y siempre » (Hb 13,8).
Gran tarea encomendada pero desgraciadamente hay muchas personas, muchas acciones, muchas actitudes que están actuando como anclas que no permiten hacernos a la mar.
Aquí en este punto, es bueno parar por un momento y hacer una reflexión personal sobre mi vida, acciones y propósitos que me permitan descubrir si soy ancla o si soy remo
¿Ancla o remo como cristiano?
¿Ancla o remo como dirigente de cursillos?
Si al hacer la reflexión en forma honesta y sincera descubrimos que somos ancla pues tenemos que tomar acción inmediata para dar testimonio de vida en cristiano y que mi ejemplo de vida pueda atraer a otros hacia Cristo.
Si descubrimos que soy ancla como dirigente de cursillos tenemos que reconocer que nosotros mismos somos responsables de haber dejado al movimiento atado de pies y manos con tantos reglamentos, cuando, atreviéndome a afirmar, Eduardo Bonnin soñaba con un movimiento regido por el sentido común y orientado primordialmente a lograr el triple encuentro:
El encuentro con uno mismo
El encuentro con Dios
El encuentro con los demás hermanos.
Solo así seremos remos que conducirán a la barca por mares serenos y la pesca será abundante.
José A. Sánchez
Aprendiz del aprendiz