“Muchas veces confiamos en un médico: está bien hacerlo, porque el médico está allí para curar; tenemos confianza en una persona: hermanos, hermanas, que nos pueden ayudar. Está bien tener esta confianza humana entre nosotros. Pero nos olvidamos de la confianza en el Señor: ésta es la clave del éxito en la vida. ¡La confianza en el Señor, encomendémonos al Señor!”
«Esta es una apuesta que tenemos que hacer: confiar en Él, porque nunca decepciona. ¡Nunca, nunca! Escuchen bien, chicos y chicas, que inician la vida: Jesús nunca decepciona”.